Sunday, March 11, 2012

Un paseo por el mundo musical de JULIAN JULIEN


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es el turno para hablar de JULIAN JULIEN, multi-instrumentista francés usualmente especializado en saxo y que viene dedicando su vida a darle giros renovadores a las áreas del jazz de avanzada y a la fusión. Como líder fundador de FRACTALE, también mantiene una carrera fonográfica solista, un poco dispersa en verdad, pero ciertamente sólida en cuanto a musicalidad, energía y colorido. Para sus discos solistas, JULIEN se concentra en tocar teclados y elaborar programaciones digitales de base, aparte de componer el material de sus discos. “Terre” (2000) y “Strange” (2006) son discos bellos y sugerentes, y justamente vamos a reseñaros aquí, generando y solidificando confluencias gentiles y excitantes de los lenguajes del jazz-fusión, la World Music, el jazz de vanguardia, las tradiciones del Canterbury, el RIO y las teorías de cámara contemporánea.

JULIEN es un virtuoso y curtido músicos (principalmente, saxofonista) forjado en las áreas del jazz experimental y la fusión que cuenta con una trayectoria solista además de dirigir un proyecto
grupal llamado Fractale. “Terre” es el título de su disco solista editado en el año 2000, siendo así que su ingenio compositivo daba frutos diversos (además de otro disco de estudio editado seis años después de éste) como bandas sonoras y obras en la línea de la cámara de vanguardia. Comenzamos con “Terre”, un trabajo musical dinámico y preciosamente armado donde JULIEN cuenta con los siguientes invitados: Egbert Schagen (bandoneón), Antoine Giraud (trombón), Bennoit Donot (trombón), Loïc Soulat (saxo barítono), Siegfried Canto (voz), Sylvain Le Provot (contrabajo), Emmanuel Vaillant (gong), Mansoor Hosseini (tabla), Sébastien Koukel (djémbe) y
cuarteto de cuerdas conformado por Sébastien Reiss (1er violín), Sophie Barthélémy (2do violín), Frédérick Robin (viola alto) y Eglantine Schaffin (violonchelo).

La pieza homónima abre el disco con una actitud ostentosamente lúdica, con una dinamismo genuino de parte de la dupla piano-percusión y unos envolventemente arrolladores coloridos provistos por las cuerdas. ‘L’Attente’ pasa a un lirismo más relajado, focalizado en ensoñadores climas alusivos a la magia onírica de un relato fantástico; ojo, lejos está este viaje musical de perderse en la pura ingenuidad, pues las irrupciones de algunos ornamentos disonantes permite añadir un conveniente aire de inescrutable inquietud, aunque sin romper con el lirismo dominante. ‘Tupperware Et Bibelots’ retoma buena parte de la magia ensoñadora de la pieza precedente y la transporta hacia los terrenos del tango-fusión, bajo un sobrio de densidades grisáceas propias del chamber-rock. Esta prodigiosa mezcla de belleza y bizarría hace de la pieza uno de los puntos decisivos del disco. Por su parte, ‘Bencoleen Hotel’ nos traslada hacia atmósferas del Extremo Oriente con una delicadeza perfectamente lograda en su tremenda pulcritud, antes de que ‘Souquez’ nos lleve hacia parajes más nebulosos donde el ensamble de turno (piano, percusiones, contrabajo y violonchelo) se ubique en un punto intermedio entre el intimismo etéreo de los temas 2-3 y la ostensible extroversión del primer tema. El grácil colorido coqueto de ‘Promenade’ brinda un momento de cándido reposo emocional antes de que ‘Degung’ signe un camino de sonoridades estilizadamente sombrías provistas de un magnetismo tan extraño como imponente: lo que se escucha aquí puede describirse como un UNIVERS ZERO de la era “Uzed” remozado con exóticas cadencias centro-asiáticas. ‘Les Yeux’ continúa por esta senda en buena medida, añadiendo fuertes matices de tendencia fusionesca al esquema rítmico.

‘Clémentine’ y ‘P’tite Pêche’ son viñetas elegantes donde lo juguetón se reviste de fastuosidad sin llegar a lo hiperbólico: ‘Clémentine’ es una breve oda al aspecto más genuinamente cálido de la infancia, adornado con algunos giros disonantes manejados con refinada delicadeza; ‘P’tite Pêche’ exhibe una sobria arquitectura cercanamente hermanada con ‘L’Attente’. Finalmente, tenemos a ‘Le Tombe Des Lucioles’ para cerrar el álbum con una exhibición de las más ambiciones proyecciones sonoras de JULIEN y sus compañeros de viaje. El bloque sonoro está abundantemente lleno, pletórico de vigor dentro de las directrices marcadas por el núcleo armónico recurrente así como por el esquema rítmico: el cuarteto de cuerdas impone un posicionamiento protagónico dentro del bloque instrumental, llegando a crear una inquietante tensión en complicidad con el piano en el clímax intermedio. La sección final llega a una erupción entusiasta sin romper con el aura general de la pieza. En síntesis, “Terre” es un hermoso y peculiar muestrario de investigaciones fusionescas signadas por tendencias progresivas y con fluidas afinidades con variados recursos sónicos del mundo.


Pasamos ahora a “Strange”, su disco de 2006, para el cual JULIEN tuvo como compañeros de viaje musical a los siguientes intérpretes: André Jarca (1er violín), Koo Young-Euu (2do violín), Garik Heorhi Anishchanka (violonchelo), Michel Guay (sitar), Djamel Laroussi (guitarra), Karim Touré (djembé, derbouka, percusiones) y Apurbi Mukherjee (tabla). El esquema musical que
concibe JULIEN para “Strange” diseña estrategias más sofisticadas y coqueteos más abiertos con adornos y matices electrónicos, desarrollando así mayores dosis de agilidad a la par que abre puertas a la intromisión de retazos sombríos en ciertos lugares estratégicos.


‘Leh’ abre el álbum con un espíritu candoroso, dándose un mágico destaque de los violines y el sitar en el desarrollo melódico principal. El lirismo de la pieza en cuestión es arrollador y envolvente a la vez. El turno de ‘Cirque’ es uno de juegos armónicos disonantes, arropados bajo una aureola de muñecos mecánicos y cajas musicales: el aire circense de la composición se sostiene sobre la saltarina amalgama de teclados y percusiones, mientras que el compás de vals es manejado con un colorido surrealista de inclinaciones RIO (con el perfil de unos AKSAK MABOUL). ‘Charlotte’ es pura calidez sónica: un motivo melódico juguetón esbozado sobre un compás jovial que combina reggae con cadencias indias. Tras este despliegue de bizarro eclecticismo exótico, llega ‘What’s Democratie?’ para imponer una vibrante mezcla de swing funky y florituras arábigas: el aire optimista que se destila a lo largo de todas y cada una de las moléculas de sonido encapsuladas en la pieza tienen bastante de travieso, y tal vez sea un cinismo humorístico lo que se esté plasmando en ella. ‘Tinananan’ prosigue por esta senda de investigación de coloridos y cadencias orientales, esta vez mezclándolas con un arquitectura rítmica nu-jazz. También cuenta con una fuerte base nu-jazz ‘Sophie’, pieza dinámica iluminada por un distinguido destello etéreo que atraviesa fluidamente el patentemente marchoso motivo central. En medio de ambas piezas, ‘Le Caquou’ elabora una atrapante vibración fusionesca en torno a la raga india, dándole a esa magia particular un poco de robustez sin renunciar un ápice a la fineza exigida en esta ocasión: podemos encontrar cercanías a la línea acid-folk que se trabajó en ciertas esferas de la avanzada progresiva europea de los 70s.

Cuando llega ‘Cosmos’, es hora de dejar que los oídos naveguen por aguas un poco más densas: JULIEN y sus camaradas de turno desarrollan un motivo central cuya sonoridad impresionista ampliamente inspirada en las facetas más etéreas del chamber-rock y por el proyecto THE
OFFERING del maestro CHRISTIAN VANDER, pero por otro lado, el swing fusionesco sobre el cual se cimenta la arquitectura instrumental mantiene un tono vibrante a través de este viaje musical. Con sus 3 minutos de duración, ‘Planète’ focaliza su eminentemente cósmico tema central dentro de un encuadre electrónico donde el grupo regresa a sus devaneos con el nu-jazz: de hecho, el desarrollo y los quiebres de la secuencia rítmica adquieren un protagonismo especial en el bloque sonoro. Con sus poco más de 7 minutos de duración, ‘Strange’ es un cautivador jam étnico bien sostenido bajo un sólido dinamismo fusionesco: las bases y capas de teclado, las florituras de las cuerdas y el peso determinante de las percusiones establecen una pintura sonora magistral. La pieza exuda una extroversión manierista similar a la de las excursiones hinduistas de MCLAUGHLIN. Tras esta explosión de colores, ‘Nocturne Indien’ instala un recurso de sobriedad sin perder la pista a la pauta de colorido establecida por la pieza precedente: en este tema en particular, de conjugan a la perfección las vibrantes cadencias orientales y las texturas impresionistas, con algún toque Canterbury por allí y algunos ornamentos psicodélicos (a lo CLEARLIGHT) en los instantes finales. Así las cosas, se prepara el terreno para el último ítem del disco, el cual no tiene título: se trata de un tema flotante, hipnótico hasta cierto punto, pero dueño de un groove moderadamente intenso que le permite establecer una nueva estrategia de enriquecimiento de la fusión étnica, con algunas dosis medidas de densidad tipo RIO.

En el bloque general de estas dos experiencias melómanas, cabe concluir que JULIAN JULIEN no es tan solo un músico ni es tan solo un compositor, sino también un pintor sónico que sabiamente articula las figuras y colores de sus composiciones con los compañeros adecuados. ¡Vale la pena investigar en su obra!


Muestras de “Terre”.-
Terre: http://www.youtube.com/watch?v=OM2sJIVJPHw
L’attente: http://www.youtube.com/watch?v=jq8VtXAuIo0

Muestra de “Strange”.-
Cosmos: http://www.youtube.com/watch?v=zFCHJQyQr4Y

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