HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Los japoneses de PTF
vuelven a la carga con un nuevo disco donde siguen demostrando que dominan el
arte de mantener en vigencia el sueño del rock sinfónico para el nuevo milenio.
El nuevo disco en cuestión se titula “What Is Constant” y ha sido publicado a
mediados de enero pasado por el sello francés Musea Records. El cuarteto
conformado por el violinista Keisuke Takashima, el teclista Takeya
Kito, el bajista Hiroyuki Ito y el baterista Yusuke Seki ha gestado un disco
muy bueno con “What Is Constant”,
rebosante de todo lo que ama el auditorio del rock sinfónico: desarrollos
melódicos bien perfilados, manejo pulcro de diversos ambientes y esquemas
rítmicos, gusto por lo fastuoso y la solvencia técnica en los arreglos. Con un
repertorio trabajado en varios momentos del año 2014, el grupo ha concretado
una labor muy bordada y lo confirmaremos tras nuestro repaso del repertorio del
disco.
El disco comienza y
termina con sendas piezas que se extienden más allá de los 7 minutos de duración: ‘Time Lapse’ y ‘The
Boundless Scenery Of The Spheres’. ‘Time Lapse’, tras un prólogo sereno en base
a piano y violín, se pone explícitamente majestuoso a la hora de elaborar su
cuerpo central dentro de una línea de trabajo netamente sinfónica. Si bien el
violín ocupa el rol protagónico con inmensa notoriedad, el grupo construye
algún espacio sutil para abrir campo a un solo de bajo y también se centra en
torno a un sobrio solo de órgano en un momento estratégico antes del segundo
solo de violín. El clímax conclusivo es intenso sin romper con la aureola
estilizada global de la pieza. ‘The Boundless Scenery Of The Spheres’ cierra el
repertorio del álbum, y lo hace con un ejercicio de musicalidades sinfónicas
intimistas y relajantes, no ajenas en algunos momentos al barroquismo juguetón
que es fácil de encontrar en los mejores discos solistas de RICK WAKEMAN. Con
todo, es la faceta de ceremoniosa de unos CAMEL la principal fuente de
inspiración para este bello cierre del álbum. Con todo, el núcleo del
repertorio está conformado por la suite de cuatro secciones titulada ‘The Thing
(That Is Constant)’: cada sección dispone de un título autónomo y todas juntas
acumulan casi 44 minutos de duración.
‘Glacier Blue’, la
primera sección, articula una exquisita asociación de pasajes marcados por una
gracilidad armónica de inspiración romántica con otros un poco más tensos,
signados por una serie bombástica de inquietantes síncopas (al modo de una
mezcla de EMERSON, LAKE & PALMER y BANCO DEL MUTUO SOCCORSO). Es justo en
estos últimos momentos donde el diálogo entre batería y teclado articulan
idóneamente el groove y la vitalidad que la instrumentación integral ha de
concretar en esta situación concreta. ‘The Versatile’ asume en su pasaje
introductorio una actitud contemplativa que tiende ciertos puentes sugerentes
con los estándares del chamber-rock, y cuando pasamos al cuerpo central el
ensamble se asienta bajo un ideario de jazz-rock melódico, muy afín al
paradigma del mejor JEAN-LUC PONTY: el armado de estos momentos sucesivos se da
dentro de una arquitectura prístinamente fluida. ‘Beyond The Ridge’ varía
totalmente de registro y se complace en dar mil y una vueltas a un dinamismo
extrovertido donde vigor y colorido se convierten en una sola cualidad sónica.
Persisten las alusiones al paradigma de PONTY pero, sobre todo, hay conexiones
cercanas con las bandas compatriotas KBB y KENSO, sin duda que las hay; sin ser
rampantemente comercial, sin duda que el violín de Takashima sabe mantener la
vitalidad llamativa de la pieza a través de sus casi 6 ¾ de duración. La cuarta
y última sección, titulada ‘Cloud 9’, es la más larga de la suite, y de paso,
la pieza más larga del álbum: 19 minutos y pico de espacio necesita el grupo
para decir todo lo que necesita decir aquí. Los motivos transitan sólidamente
desde un sinfonismo de estilo clásico hasta el swing coqueto de un buen
jazz-prog, pasando por una alegre parte de country-rock. El interludio que
empieza antes de llegar a la frontera del octavo minuto porta un aura
ensoñadora donde las líneas de violín flotan con una magia especial. Finalmente,
el grupo se enrolla elegantemente con el sencillo cuerpo central (un poco a lo
CAMEL), aprovechando que su sobria elegancia resulta difícil de saturar al
oyente empático.
Bueno, esto fue todo
lo que nos ofrecieron los PTF con este bello disco titulado “What Is Constant”:
parece que nada hay más constante que la constancia de estos cuatro músicos
para congregar sus talentos individuales dentro de una inmensa creatividad
colectiva que se toma muy en serio el propósito de mantener vigente el viejo
pero incombustible sueño del rock sinfónico. ¡Disco altamente recomendado!
Muestra de “What Is
Constant”.-
No comments:
Post a Comment