Tuesday, September 19, 2017

FATES WARNING: 20mo. aniversario de los tonos grises del alma


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR MENDOZA.

Hoy viajamos a través del pasado remontándonos a 20 años y meses más atrás, para decirlo con mayor especificación, nos vamos al día 22 de abril del año 1997 que fue cuando el grupo estadounidense FATES WARNING lanzó al mercado su octavo disco de estudio: “A Pleasant Shade Of Gray”. Con este disco conceptual se inició una nueva fase dentro de la trayectoria de esta banda pionera de la vertiente prog-metalera del gran escenario progresivo del mundo. FATES WARNING y WATCHTOWER fueron mencionados varias veces por los más mediáticos DREAM THEATER como referentes pioneros de esta modalidad de avanzada rockera. Para el tiempo de “A Pleasant Shade Of Gray”, el grupo estaba reducido al trío de Jim Matheos [guitarras y composición], Roy Alder [canto] y Mark Zonder [batería y percusiones electrónicas y acústicas]. Matheos estaba decidido a dar un viraje renovador al esquema sonoro de la banda tras tantear una musicalidad vivaz y llamativa en los dos discos precedentes “Parallels” (1991) e “Inside Out” (1994): ahora la idea era explorar texturas, atmósferas sombrías y utilizar el rol de los teclados con mayor insistencia, todo ello de acuerdo a la temática introspectiva y turbada de las letras. Pero también es verdad que la logística del grupo estaba obligando por otro lado a que se replanteara drásticamente la logística grupal, pues era la primera vez en la historia de FATES WARNING que el personal incluía a un solo guitarrista. El socio eterno de Matheos, Frank Aresti, se fue la banda tras la gira del “Inside Out”, y el bajista Joe Di Biase también hizo lo propio. Ante estas circunstancias, tuvo que entrar en acción el bajista Joey Vera, todavía como mero colaborador y no como miembro oficial, aunque su rol bastante activo como ingeniero de sonido, y luego productor del vídeo en vivo de la gira de este disco, le abrirían pronto las puertas para una membrecía oficial. En lo referente a la labor de los teclados, Kevin Moore – amigo personal de Matheos y desde tres años atrás desertor de DREAM THEATER – se hizo cargo del asunto, pero se mantuvo en una posición de concentrarse exclusivamente en su carrera solista y ser estrictamente un colaborador en las labores de estudio. Ni siquiera estuvo presente en las actuaciones en vivo para la gira de promoción del disco en cuestión. El disco fue producido por Terry Brown, conocido principalmente por trabajar en muchos álbumes clásicos de los legendarios RUSH: él no era nuevo en el mundo de FATES WARNING pues él produjo el disco de 1991 “Parallels” e incluso habrá e volver a las labores de producción para el siguiente disco de estudio “Disconnected” (2000).


Tal como mencionamos anteriormente, la presencia de los teclados es crucial en el nuevo sonido de la banda, realzando con sus cortinas, arpegios y orquestaciones varias el tono sinfónico que los FATES WARNING querían insertar en esta nueva fase de su carrera, pero también hay algunos factores de inspiración industrial en la ecuación global. De este modo, los aportes de tambores electrónicos a cargo de un siempre magistral Zonder también resultan de particular relevancia. Matheos, siendo el guitarrista menos acrobático del grupo, mantiene un perfil bastante discreto dentro del gran entramado instrumental: solo hay dos solos a lo largo de la secuencia de doce partes del concepto, y por lo general, su labor está centrada en los armados de riffs y secuencias armónicas. El mayor síntoma de virtuosismo de su parte está manifestado en un hermoso pasaje de guitarra clásica en cuyos detalles entraremos más tarde. ¿Y qué decir del desempeño vocal de Alder? Simplemente fenomenal, siempre capaz de mantener los diferentes matices de la densidad emocional que atraviesa sigilosa y penitentemente a todo el álbum. El talante expresionista de “A Pleasant Shade Of Gray” no está concentrado en la exaltación de múltiples colores sino en la minuciosa ingeniería de sonidos, compases y ambientes que conforman el esqueleto y la piel musicales de cada sección, siendo así que una solo completa su sentido en la ilación de todas ellas. Eso impone el tono reflexivo y melancólico del repertorio, aunque no está exento de pasajes rápidos, que quede claro, en todo caso, es lo impresionista lo que más se destaca con el uso mayoritario de puntillazos y retazos de color. Moore, siendo sobre el papel un mero invitado (de lujo), recibe espacio suficiente para dar buena rienda a su personal manejo claroscuro y denso de las cortinas y adornos de los teclados, creando así un crucial realce de la emotividad grisácea y señorial del repertorio. Concebido como una pieza única de más de 50 minutos de duración, Matheos finalmente cedió a la presión de la casa discográfica para que dividiera a la misma en 12 secciones con los parcos títulos de Part I, Part II, etc. 


La primera parte avisa de forma clara y honesta el tipo de inquietud emocional que va a desplegarse en diversas trombas a lo largo del disco: por ahora, tenemos la parca emisión de uno de los motifs recurrentes y el anuncio de una noción constante: “So where do we begin / And what else can we say? / When the lines are all drawn, / What should we do today?” La secuencia de las partes segunda y tercera se adentra con una prestancia imponente por los parámetros metaleros con una soltura mágica que es resultado de las cadencias manejadas en el momento: de hecho, hay un vigor especialmente afilado en la Parte II que se resalta muy convenientemente con el filtro mecanicista que se pone al canto de Alder durante las mudanzas. Part III porta una mayor fiereza emocional mientras se centra en un tempo menos intenso... pero igualmente está allí la furia rigiendo las fuerzas sónicas bajo las cuales opera el bloque instrumental. Part IV tiene menos letras que las dos precedentes, lo cual permite al ensamble adentrarse con más fruición en la presión emocional reinante: persistente e intransigente, su convincente vitalidad marca un momento de precisa luminosidad sinfónica. Como anécdota simpática, nótense las breves citas del clásico del segundo álbum de DREAM THEATER ‘Take The Time’ en el rollo instrumental. La Parte V prosigue por esta senda de elástica fastuosidad con sus poco menos de 5 ½ minutos de duración enmarcados en una ilación de diversos grooves y variados recursos melódicos hilados con compacta minuciosidad. También tenemos en esta instancia el primer pasaje donde se hace esta proclama tan cruel como derrotada: “Let nothing bleed into nothing / And did nothing. / Let nothing bleed into nothing / And did nothing at all.” Furia que se desgarra mientras se vuelca sobre la misma conciencia que la sostiene. La sexta parte escarba insistentemente en este vestigio de vulnerabilidad para desplegar un conmovedor clima de balada progresiva: durando casi 7 ½ minutos, sus delineamientos melódicos transitan bajo las guías conjugadas de MARILLION, GENESIS y PINK FLOYD. La fastuosidad introducida en la instancia inmediatamente anterior se torna aquí retrato sonoro del último fulgor del crepúsculo. Tremendo testamento del remordimiento el que hallamos en estas líneas: “And I know we can't turn back all the years, / Time reflected in a shade of gray, / but I often wonder what could have been / And I still hold on to yesterday.” Las lánguidas capas graves de sintetizador del epílogo funcionan como un necesario momento de calma tras esta gloriosa tormenta de temerarios lamentos: Alder vuelve a enunciar la pregunta con que inició su canto para anticipar una nueva tormenta, la que viene diseñada por la siguiente sección, la gloriosa Part VII.

  

Part VII está situada en el mismo corazón de la suite con un excelente criterio estratégico pues su núcleo temático y su poesía retoman ideas precedentes, proveyendo al primero de una musculatura renovada y a la segunda con una vehemencia remodelada bajo cuyo fragor la furia insistente adquiere matices de cinismo y de incertidumbre. Haciendo un uso medido pero convincente de la polenta rockera, esta pieza instaura un momentum irrefrenable; el clamor de “Guzabe! Guzabe!” trastoca su usual espiritualidad animosa a otra horrorífica y paranoide. La conciencia proyecta en el éter un espejo imaginario sobre sí mismo y se observa maquinando utopías desesperadas: “Stare from the darkness. / Hear the silence call? / Devise divisions, delay decisions, Watch the hours crawl and...” Y… la respuesta al enigma llega con la enésima afirmación de la propia indolencia que nada gana a fin de cuentas con sus golpes de pecho: “… Let nothing bleed into nothing / And do nothing? / Let nothing bleed into nothing / And do nothing at all?” He aquí el momento en que los recursos de vitalidad rockera vertidos en las partes segunda, tercera y quinta se sintetizan de manera decisiva, siendo así que Part VIII está diseñada para completar debidamente el regio empuje del bloque instrumental. Mientras el encuadre de guitarra, bajo y batería elabora un clímax crucial a su propio ritmo, los teclados promueven un subterfugio de clasicismo barroco, primero con ominosos serpenteos de piano, y luego impulsando un hermoso trío de piano y dos guitarras clásicas. Todos esos aleteos y marejadas de arpegios aterrizan en una minúscula serie de golpes sincopados en 12/8 que no nos permite olvidar que la tensión emocional es, al fin y al cabo, la fuerza guía de la suite. Ese trío de piano y dos guitarras clásicas es tal vez el retrato de una llovizna de lágrimas solitarias. Part IX cambia notoriamente de registro hacia un esquema de balada, una bellísima balada que incluye el solo de guitarra más penetrante del disco. La conciencia se da un momento de reposo para dejarse llevar por la faceta más dulce de la nostalgia: “Where you are, I am / Through nights that never end. / Where you are, I am / In words I'll never send.”

  

Part X es una breve incursión industrial cuyas vibraciones etéreamente modernistas instalan un oportuno puente entre el mullido romanticismo de Part IX y las expresividades más sueltas que nos esperan en lo que queda del álbum. Part XI vuelve por la vía de las vibraciones y estremecimientos de tenor focalizadamente metalero, traduciendo la estilizada candidez del paraje final de la octava parte en el centro temático bajo la ingeniería dual de guitarra y bajo.  Mientras eso sucede, la batería de Zonder impone su particular señorío en el procedimiento de llenado de espacios: un swing magnífico, una vitalidad elegante, redobles increíbles donde la fuerza del rock se reviste de una elegancia inaudita. Tenemos aquí revisiones de los espíritus de las partes cuarta y quinta con ecos añadidos de la garra que marcó a la segunda. Y bien, tiene que llegar el momento de la sección final, la Parte XII, cuyas secciones inicial y final se apoyan sobre el juego de síncopas con el cual había terminado la Parte VIII, pero esta vez en base a los cortantemente parcos fraseos de la guitarra. El tipo de vitalidad que la guitarra aporta según estas circunstancias logra permanecer bien asentado en la aureola de añoranza y aflicción que ha reinado a lo largo de todo el disco. Por su parte, la sección intermedia se centra en un compás de 10/8 por vía de una cadencia majestuosa que da la apariencia de espiritualidad distante, pero que tal vez sea el comienzo de una serenidad largamente requerida (o la esperanza de ese comienzo): las líneas finales son muy elocuentes al respecto “Face to face we'll awake / To see another day / And with hope in our hearts / Embrace this shade of gray, / This pleasant shade of gray.” Esa mezcla de languidez y estoicismo que  se exterioriza en el canto final de Alder en consonancia con la letanía minimalista de la guitarra resuena como un oráculo que responde a los últimos remordimientos expresados en líneas como éstas: “I remember winter / And I remember strain / Like the sound of your voice, breaking,  / These memories and more remain.” Tras unos minutos de silencio suena el despertador de un reloj, el clamor del nuevo día que efectivamente reclama nuestro decisivo despertar.

  

En cuanto a las versiones en vivo de esta obra completa, hay dos referentes fonográficos precisos: uno es el vídeo “A Pleasant Shade Of Gray - Live” y el otro es el doble CD en vivo “Still Life”. El primer ítem fue publicado originalmente en VHS a inicios de 1998, siendo así que el personal que tocaba sobre el escenario constaba de Matheos, Alder, Zonder, Vera y el teclista Ed Roth. Vera intensificaba su presencia en el grupo haciéndose cargo de la producción y filmación del material visual que complementaba al concepto del álbum dentro del contexto de un concierto. En una ulterior reedición doble de “A Pleasant Shade Of Gray” se incluía este vídeo como DVD que acompañaba al CD original: el sello Metal Blade se encargó de esto en el año 2006. En cuanto a “Still Life”, se trata de un doble CD en vivo publicado en octubre del mismo año 1998 en el que el primer volumen estaba íntegramente dedicado al disco conceptual que ahora nos ocupa. En esta ocasión, el músico invitado a los teclados es Jason Keaser. Como el segundo volumen contenía temas de discos anteriores, la presencia de otro guitarrista resultaba obligatoria, por lo que el grupo convocó a Bernie Versailles para cumplir con ese rol. La idea de comenzar la segunda parte de este repertorio con una suite tan enorme como ‘The Ivory Gates Of Dreams’ es bastante osada, pero todo sale bien de acuerdo al buen oficio que siempre caracterizó a FATES WARNING. Bueno, aquí termina ya nuestra retrospectiva de “A Pleasant Shade Of Gray”: un trabajo creado con ambiciones musicales tan monumentales y ejecutado con tanto oficio y tanta sensibilidad debe quedar inscrito en la historia como uno de los discos más relevantes del género metal-progresivo, aunque en verdad el producto final llegaba a desafiar las barreras habituales del susodicho género. Posiblemente lo más justo es evaluar su presencia en la historia del rock de los 90s como una apuesta por un nuevo talante dentro de la avanzada progresiva de aquel entonces: como sea… ¡qué gran disco! Sería un grave crimen de la filosofía estética del rock olvidarlo ya que desde este humilde foro virtual lo reivindicamos como una obra maestra definitiva de FATES WARNING.


Muestras de “A Pleasant Shade Of Gray”.-


Retrospectiva originalmente publicada en el blog Rock & Prog en el día 2 de setiembre del 2017. Enlace:  https://rockandprog.wordpress.com/2017/09/02/fates-warning-20-anos-de-a-pleasant-shade-of-gray/  


[Esta retrospectiva está en cierta medida basada en la reseña originalmente publicada en La Caja de Música: enlace https://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/fateswarning_apleasantshade.html]

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