Una de las bandas latinoamericanas más estupendas que han surgido en el estilo progresivo durante estos primeros años del milenio es SAENA. Proveniente de México, este quinteto está liderado por José Luis Fernández-Ledesma y Margarita Botello, veteranos de la vanguardia musical de su país. Los otros tres músicos son también expertos creadores dentro de las diversas escenas fusión, experimental y académica.
El nombre del grupo proviene de un tema incluido en el disco “Designios” de José Luis Fernández-Ledesma: de hecho, dos de estos otros músicos actuaron como músicos de apoyo para Fernández-Ledesma en el mencionado disco y tema. El estilo de SAENA es un progresivo sinfónico ágil y sumamente lírico, con especiales coloridos emparentados con la fusión y el chamber-rock. Los violines de Sánchez ocupan un lugar particularmente destacado cuando los solos emergen, por lo que es muy común que las melodías y armonías tengan su norte en los diálogos entre ellos y el canto de Botello. En cuanto a las armazones y estructuras de los temas, los teclados arman bases armónicas poderosas y las guitarras timbres efectivos. Por su parte, la dupla rítmica acomete una labor fundante sólida a través de las fluidas variantes de motivos y ambientes que tienen lugar. La destreza técnica de Santos al bajo y al stick le permite colaborar varias veces con el aspecto melódico, creando puentes entre el violín y las bases de teclado y guitarra.
Con unos cálidos y breves sortilegios de violín y canto comienza ‘Astromelia’, tema donde el grupo demuestra desde el punto de arranque que su apuesta musical es por crear expansiones a través de las interacciones de los instrumentistas, apuntando siempre al reforzamiento de las ideas musicales en juego y la gestación de texturas abiertamente coloridas. Este tema de entrada mantiene un sentido controlado aunque patente de la majestuosidad. El ambiente se torna más cálido con el segundo tema, ‘Equinoccio’, el cual apela más fuertemente a sonoridades bucólicas merced al lugar destacado que ocupa la amalgama de acordeón y guitarra acústica; por su parte, la base rítmica del tema se basa en el folklore mexicano, lo cual aprovecha el grupo para adentrarse un poco en el terreno de la fusión. También hay un solo de batería de corte jazzero que aporta un quiebre momentáneo interesante y efectivo. ‘Venenos y Antídotos’ es el tema más largo del disco, y definitivamente uno de los más destacados en cuanto al manejo de matices y variantes en la composición y arreglos. Este tema es un genuino paraíso progresivo, donde cada pasaje es trabajado con impoluta prestancia y las interacciones entre los instrumentos ostentan una pulcritud exigida – todo ello sin recurrir al exceso de boato musical, manteniendo las sonoridades en un ambiente fresco.
Después del viaje musical policromático del tema anterior, ‘Playa Desierta’ nos lleva a parajes meditativos y melancólicos en un esquema más sencillo – el lucimiento estelar del violín permita a la pieza filtrar un poco de intensidad sin romper con la melancolía reinante. ‘Cosecha’ y ‘Final del Juego’ nos devuelven a lo sinfónico con un esplendor fácil de notar: ‘Cosecha’ tiene un cierto parentesco con ‘Venenos y Antídotos’, mientras que ‘Final del Juego’ descubre una presencia de tonos sombríos a través de los bien conjugados vuelos instrumentales. Podemos advertir una influencia recibida del chamber-rock a un nivel sutil, sin caer en nebulosidades oscuras ni inquietantes, pero sí hay algún elemento de tensión en los pasajes más climáticos. En medio de ambas piezas, ‘Estación de las 12’ apela a la incorporación de tonalidades ágiles y envolventes, algo así como un correlato más extrovertido de ‘Equinoccio’. Los últimos 10 minutos del disco están ocupados por ‘Octubre’, tema que se aparta de la aureola de misterio que se había hecho presente en varios parajes de ‘Final del Juego’ para retomar en parte las cadencias que habían sido predominantes en ‘Equinoccio’ y ‘Estación de las 12’, estando más cercano al aire extrovertido de este último.
La riqueza que se encapsula en cada tema amerita de una atención continua, un dejarse llevar del corazón junto a una alerta de parte de la mente – SAENA es un grupo que se propone enriquecer la vida y el espíritu de todo melómano dispuesto a prestarle atención. Yo, por mi parte, les presto mucha atención y desde este mismo momento anticipo que muchos pondrán a este disco en un lugar privilegiado dentro de las encuestas de los mejores discos progresivos del año 2008.
SAENA “Saena” (2008)
Luna Negra
Temas
1. Astromelia (8:44)
2. Equinoccio (9:01)
3. Venenos y Antídotos (12:12)
4. Playa Desierta (7:44)
5. Cosecha (6:56)
6. Estación de las 12 (6:02)
7. Final del Juego (7:19)
8. Octubre (10:10)
Integrantes
- José Luis Fernández Ledesma: guitarras eléctrica y acústicas de 6 y 12 cuerdas, piano, Fender Rhodes, sintetizador
- Margarita Botello: voz, piano, sintetizadores, acordeón, percusión
- Alejandro Sánchez: violines acústico y eléctrico
- Hugo Santos: Grand stick, bajo sin trastes, loops
- Adrián Zárate: batería
Sigo tan sediento de absoluto como cuando tenia veinte años, pero la delicada crispacion, la delicia acida y mordiente del acto creador o de la simple contemplacion de la belleza, no me parecen ya un premio, un acceso a una realidad absoluta y satisfactoria.
Tuesday, July 01, 2008
SAENA - "Saena"
HOLA AMIGOS, LES SALUDA CÉSAR MENDOZA.
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