HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy
toca hablar de DIRTY THREE, el trío australiano formado en 1993 por la
confluencia de las voluntades creativas del guitarrista/bajista/teclista Mick
Turner, el baterista Jim White y el violinista/teclista Warren Ellis. Todos
ellos provienen de trayectorias muy curtidas desde antes de formar el grupo en
sí: Ellis es colega de toda la vida de Nick Cave (en NICK CAVE & THE BAD
SEEDS y GRINDERMAN), Turner también desarrolla su creatividad artística en el
área de la pintura (además de elaborar las portadas de discos de éste y otros
grupos), y White es un muy ocupado baterista de sesión (ha tocado en discos de
P. J. Harvey, Bonnie Prince Billy, y también en discos solistas del mismo Mick
Turner). DIRTY THREE es usualmente catalogado como un ítem de post-rock, pero
más exacto es definirlo como un ensamble de rock instrumental especialmente
preocupado por crear climas y atmósferas evocativas, casi como si se tratara de
una banda sonora cinematográfica; a veces abordan esta estrategia con un recto
ejercicio de agresividad (como sucedió en sus primeros discos), y otras veces
lo hacen encaminándose hacia esferas sónicas más sutiles. En este último
aspecto, el cuarto disco “Ocean Songs”, editado en el año 1998, fue sintomático
del viraje que hizo DIRTY THREE hacia el predominio de sonoridades más
constreñidas en una refinada ingeniería de sutilezas, y justamente ésta es
también el área temática en el que se desarrolla mayoritariamente el repertorio
de su nuevo disco “Toward The Low Sun”, el cual sucede a “Cinder”, del año 2005.
Siete años de espacio suena a mucho tiempo, pero a pesar de que el grupo se ha
tomado todo este tiempo para gestar su nuevo trabajo de estudio, se ha
mantenido activo en conciertos y participaciones en festivales y variados
eventos culturales.
‘Furnace Skies’ abre el disco con un ambiente de caos latente que nunca llega al punto de ebullición, pero en un estado de permanente roce debido al impecable pulso con el que las texturas espartanas de la guitarra y los retazos del violín llenan ciertos espacios sobre los entusiastas flujos libres de la batería. Las capas de órgano que se añaden a la arquitectura sónica en la segunda mitad añaden un oportuno cariz lírico a esta exhibición de tensión contenida. El siguiente tema, ‘Sometimes I Forget You've Gone’, toma la batuta del primero y ofrece climas aún más etéreos sobre una batería que persiste en el enfoque free-jazzero a punta de muscularidad brindada con elegancia. Tal vez podemos notar ciertas coincidencias con la faceta más introspectiva de JAGA-JAZZIST, para poner un punto de referencia descriptivo. ‘Moon On The Land’ es abiertamente sereno, atravesado por un crepuscular espíritu reflexivo: entre las secuencias de arpegios de la guitarra acústica y las suavemente melancólicas líneas dibujadas sobriamente por el violín se arma un cuadro sonoro que emula la grisácea calma de un atardecer de otoño temprano. Más adelante, ‘Rain Song’ habrá de ofrecernos un esquema sonoro muy similar, tal vez con un grado un poco mayor de agilidad. Con igual tendencia a la calma pero con un destello sonoro más pronunciado, ‘Rising Below’ nos brinda un momento de introspección desarrollado con colores cálidos y trazos de razonable grosor, mientras que ‘The Pier’, incidiendo convincentemente en estas estrategias, añade una nebulosidad cuya densidad inherente no queda del todo oculta. En la secuencia de ‘That Was Was’ y ‘Ashen Snow’, el trío hace sendas aproximaciones al discurso estandarizado de post-rock. El primero tiene más garra debido al lugar central que ocupa la guitarra en su crucial desarrollo armónico, mientras que el segundo da más presencia al piano y a la amalgama de violín y capas de sintetizador a la hora de encuadrar la atmósfera deseada. En el caso de ‘Ashen Snow’, parece como si el TALK TALK de “Laughing Stock” estuviera resurgiendo por un momento de las cenizas del pasado. El tema de cierre, ‘You Greet Her Ghost’, recicla el impacto de ‘That Was Was’ y ‘The Pier’ para concluir las cosas con un aire de misteriosa nocturnidad: jazz moderno concentrado en una lánguida reflexividad focalizada en una etérea tristeza.
“Toward The Low Sun” contiene la música adecuada para contemplar el atardecer y poner la mente en marcha para pensar cosas profundas sobre el paso del tiempo, evocar memorias de momentos cuando había más luz en el cielo, sensaciones de expectativas ante la noche que se avecina o la nostalgia por lo que se fue y nunca volverá. DIRTY THREE es una banda que sabe generar atmósferas de este tipo con una instrumentación muy poderosa, no fastuosa, no arreglada con ostentaciones estilizadas, pero sí poderosa, con una vitalidad que a veces estalla esplendorosamente en ciertos momentos calculados. Un disco que dura poco más de 40 minutos, signado por una belleza crepuscular e iluminado por destellos que provienen de un ensimismamiento otoñal: he aquí la descripción idónea para esta joya fonográfica que nos brinda DIRTY THREE para el año 2012.
Muestras de “Toward The Low Sun”.-
Sometimes I Forget You’ve Gone: http://www.youtube.com/watch?v=uYHKw8rPVH0
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