Monday, December 27, 2021

Una nueva serie de paisajes mundanos desde la óptica folk-progresiva de AMAROK

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Tenemos hoy la muy agradable ocasión de presentar el nuevo disco del colectivo folk-progresivo español AMAROK “El Ojo Del Mundo”, el cual sucede por seis años al doble álbum “Hayät Yolundă” y fue publicado por el sello mexicano Azafrán Media a inicios de junio pasado. El concepto general de “El Ojo Del Mundo” se le ocurrió al líder de la banda, Robert Santamaría, en base a un sueño que tuvo donde nuestro planeta tiene un gran ojo que mira con horror y pesadumbre la hecatombe ambiental y social que estamos ahondando sin parar en nuestros tiempos modernos. Santamaría tiene un prolijo arsenal instrumental en sus manos: teclados, guitarra de 12 cuerdas, kanun, saz, santur, arpa, acordeón y percusiones. En este disco, el ensamble de AMAROK se completa con Marta Segura [canto], Manuel Mayol [flauta y didgeridoo], Pau Zañartu [batería y hang electrónico], Miguel Arce [bajo], Marc Egea [zanfona] y Tarik Smith [trompeta]. También aparecen en este disco los invitados ocasionales Víctor Estrada [Theremín], Coloma Bertran [violín] y Núria Martínez [palmas]. Casi toda la música fue compuesta por Santamaría, mientras que Segura hizo casi todas las letras, además de los arreglos vocales. La excepción está en la tercera pieza del disco, que procede de una composición original del maestro turco Göskel Baktagir, a la cual el tándem de Santamaría y Segura hicieron una remodelación apta para la esencia estética de AMAROK, mientras que Llucieta Canya le ponía letra. Bueno, repasemos ahora los detalles del repertorio contenido en “El Ojo Del Mundo”, el cual (adelantamos) nos parece uno de los discos más hermosos de la producción progresiva mundial en el presente año 2021 (ya a punto de irse). Dicho sea de paso, la serie de 8 temas encapsulada en el álbum se encadena en un continuum.


Durando poco menos de 4 minutos, ‘Sota La Pluja’ abre el álbum con un esplendor cautivador que ostenta un talante ceremonioso. Tras el ruido de una tormenta, emerge una sólida fiesta de cuerdas y percusiones étnicas a las que el violín y el canto añaden sus colores propios. ‘Saraswati’ es la primera composición ambiciosa del álbum con sus casi 9 ¼ minutos de espacio y su estructuración de tres secciones, sucesivamente tituladas ‘La Diosa Del Conocimiento’, ‘Khumb Mela’ y ‘El Río Subterráneo’. Los aires arabescos y mediterráneos se funden en una sola fuerza expresiva sobre un exultante tempo de 5/4 para la primera sección, mientras que la segunda adopta un talante más solemne donde las líneas de zanfona y los ornamentos de sintetizador se congregan para armar un irresistible sortilegio. La última sección recoge la siembra de la anterior para gestar un crescendo de mágico señorío, siendo así que los instrumentos actuantes van armando una armonización mutua a lo largo y ancho de su propio universo líquido. A continuación, llega la dupla de ‘Cançó d’Amor’ y ‘El Vals De Las Libélulas’, diseñada para seguir explorando gráciles colores musicales. El primero de estos temas es gentil y apasionado, y se apoya en el encanto inherente a su desarrollo melódico mientras los arreglos instrumentales gestan un exquisito telar sonoro. En cuanto al segundo, éste es aún más gentil, llegando a hacerse genuinamente etéreo a través de las proyecciones éticas que son expresadas sucesivamente por la flauta, las capas de sintetizador, la percusión tonal y las cuerdas. Por su parte, la dupla rítmica, cuando entra en acción, aporta unas delicadas vibraciones fusionescas. ‘Luna Y Sal’ es una canción evocadora que sintetiza los espíritus de las piezas #1 y #3, aunque con un manejo más comedido de la pasión expresiva. Su espacio de poco más de 6 minutos está meticulosamente aprovechado para que el suave embrujo propio de la canción opere con total efectividad.
 

El ítem más extenso del álbum es la suite de 17 ½ minutos titulada ‘La Sexta Extinción’, conteniendo las siete secciones ‘Insectos Y Aves’, ‘Plantas’, ‘Reptiles’, ‘Peces Y Anfibios’, ‘Mamíferos’, ‘Primates’ y ‘Homo Sapiens’. Esta increíble maratón folk-progresiva comienza con un pasaje sostenido sobre un groove complejo y suntuosamente alimentado por juegos disonantes (casi a lo RIO). Luego emerge un pasaje más relajado, marcado por una relativamente parca interacción entre cuerdas, flauta y percusiones tonales; si bien el aura inicial es misteriosa, poco a poco va acogiéndose un esplendor etéreo que se enfila gradualmente hacia una afabilidad envolvente. Alrededor de la frontera del octavo minuto y medio se da una amalgama de cuerdas étnicas, capas cibernéticas y didgeridoo, la misma que se asienta firmemente en una cruza entre lo etéreo y lo ensoñador. Una vez que entra a tallar la dupla rítmica, la suite adquiere un vigor renovador y convincente, pues su groove fusionesco permite a los instrumentos interactuar dentro de un encuadre extrovertido que resulta tan sofisticado como magnético. Más adelante, las cosas viran por un rato hacia una extraña mezcla de avant-prog y sinfonismo: la suite está ahora enfocada en sacar de sus entrañas su mayor potencial de majestuosidad. La última sección encauza una mezcla entre lo tribal y lo cósmico que se deja arropar por una aureola cinematográfica, logrando de esta manra plasmar un inequívoco aire dramático. Luego llega el turno de ‘Gibra’ara 2021’, nueva versión de una canción originalmente incluida en el disco del mismo nombre (1998). Este nuevo arreglo se centra en matices más reposados, usando cadencias más sobrias en comparación. La pieza homónima, que dura poco más de 11 ½ minutos, se encarga de cerrar el álbum con absolutista y absorbente esplendor. En efecto, ‘El Ojo Del Mundo’ combina muy inspiradamente el colorido versátil del folk, la exuberancia estilizada del prog sinfónico y las acentuaciones sofisticadas del jazz-fusion contemporáneo. Se da un interesante contraste entre el carácter pesimista de la letra y el esplendor expansivo del fastuoso bloque instrumental en curso. Santamaría y sus compañeros de viaje retoman el legado de “Mujer Luna” con el filtro de “Sol De Medianoche”.


Hay que ver cómo se ha lucido el personal de AMAROK con “El Ojo Del Mundo”, otra belleza monumental y mágica que engrosa su ya de por sí impresionante currículum fonográfico. Esta nueva serie de paisajes mundanos (externos e internos) traducidos al lenguaje sonoro del folk-progresivo se apunta como uno de los aportes más notables de España al mundo progresivo del año 2021, tal como adelantamos en el primer párrafo de la presente reseña. Totalmente recomendable. 


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