Durando 6 ¼ minutos, ‘No Deposit, No Return’,
abre el disco con un ágil despliegue de colorido rockero que va alternando sus
grooves básicos entre el rock de garaje y el blues-rock típico de los 70s,
siendo en estas últimas instancias que el ensamble muestra sus mecanismos
sonoros más refinados. El solitario fraseo solista de guitarra del prólogo es
como una puerta que se abre a un paisaje de mediodía. ‘Highway 27’ prosigue por
una senda expresiva donde los ecos de la extroversión de la pieza de apertura
se amplifican de una manera sólida y convincente. Algunos ornamentos de piano
eléctrico y órgano añaden un cierto señorío al asunto. Luego sigue la dupla de
‘The Old Canyon Road’ y ‘Southern Slide’ para que el trío siga dando rienda
suelta a sus trucos musicales. El primero de estos temas mencionados se orienta
hacia el paradigma de Jeff Beck en su paradigmática faceta de exploraciones jazzeras
desde el rock. La vitalidad aquí expuesta concreta uno de los referentes más
majestuosos de todo el álbum, erigiéndose, por tanto, en un primer cénit del
mismo. En cuanto a ‘Southern Slide’, Ellett y sus compañeros de viaje prosiguen
por esta senda de jazz-rock, pero esta vez con un Groove más ceremonioso y un
esquema sonoro un poco más denso. Muy bien pudo haberse tratado de un jam
perdido de THE ALLMAN BROTHERS que adquiere aquí un esplendor renovado por vía de una estrategia de HILLMEN. Cuando
llega el turno de ‘Hardtailed Knucklehead’, la estrategia musical del grupo
retorna de lleno a la espiritualidad fulgurosa y celebratoria que marcó a la
secuencia de los dos primeros temas del álbum. Esta pieza se sustenta sobre la
ilación de dos motivos bien diferenciados entre sí: el primero es frontalmente
saltarín, mientras que el segundo ostenta un garbo más exquisito, el cual abre
campo para que la guitarra se suelte a sus anchas mientras la dupla rítmica
gesta una arquitectura bien delineada. Tras un solo de batería prologar,
‘Donuts & Fishtails’ se enfila hacia un ejercicio de jazz-rock que nos
remite a una versión más adusta del patrón estético de los legendarios DIXIE
DREGS. Esta vez, el lucimiento está repartido patentemente entre los tres músicos,
siempre al servicio del motif central y las variaciones que van emergiendo a lo
largo del camino. Otro cénit decisivo del repertorio.
La miniatura ‘Beyond The Mily Way’ dura menos
de minuto y medio: su función es la de brindar un ambiente crepuscular y, de
cierto modo, misterioso, a través de los parcos acordes de guitarra que se van
sucediendo. ‘Brass Saddles & Steel Trees’ tampoco es muy extensa, pues dura
menos de 2 ½ minutos. Su enfoque vira hacia un sendero musical opuesto al de la
miniatura precedente, pues es un ejercicio de bastante lúdico de remodelación
del estándar de THE VENTURES. Eso sí, el breve solo de piano eléctrico que
surge en algún paraje intermedio le da un momentáneo aire distinguido al
asunto, al igual que el último solo de guitarra. ‘Three Way Switch’ es una
pieza cuyo prólogo se sitúa en medio de la parsimoniosa melancólica y el relax
contemplativo, para que luego emerja el cuerpo central con una prestancia ágil
signada por una gracilidad jazz-rockera. Ésta asentará la atmósfera
predominante de la pieza, aunque todavía hay espacio para algún interludio
lento en cierto momento estratégico. La dupla final de ‘Crash Bar’ y ‘Trail
Dust’ ocupa un espacio total de poco más de 10 ½ minutos. ‘Crash Bar’ ostenta
un vitalismo que ya hemos apreciado en varias piezas precedentes; la inserción
de unos pequeños solos de órgano es un detalle crucial para reforzar el
colorido inherente a la composición, así como lo es también la aparición de
algunos ornamentos de guitarra acústica en el último tercio del jam. En cuanto
a ‘Trail Dust’, su esquema de trabajo comienza con una exhibición de agilidad
propia del Southern Rock para luego centrarse masivamente en la faceta sutil
del jazz-rock de tenor atmosférico. Los ornamentos del teclado ayudan a llenar
espacios en medio de la bien perfilada autoconstricción que opera en la
interacción entre los músicos; sonando toda esta sección como un híbrido de NEIL
YOUNG & CRAZY HORSE y PINK FLOYD, resulta ser un estupendo cierre para el
álbum. Todo esto fue lo que GAYLE ELLETT & THE ELECTROMAGS nos brindaron
con el catálogo contenido en “Shiny Side Up”, un disco ameno que se inserta convincentemente en la lógica de los jams con base en el rock de los 70s, pasando fluidamente de pasajes marchosos (y hasta cañeros) a otros más sofisticados. Art-rock instrumental de muy refinada factura, no hay pierde con este disco que recomendamos ampliamente.
Muestras de “Shiny Side Up”.-
The Old Canyon Road: https://www.youtube.com/watch?v=ZEa5cd_6d1U
Donuts
& Fishtails: https://gayleelletttheelectromags.bandcamp.com/track/donuts-fishtails
Three
Way Switch: https://gayleelletttheelectromags.bandcamp.com/track/three-way-switch
No comments:
Post a Comment