Thursday, January 25, 2024

Una ronda de metralla avant-progresiva del colectivo francés ONE SHOT


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Con un poco de demora, pero con el entusiasmo y la honestidad de siempre, presentamos el último disco del colectivo avant-progresivo francés ONE SHOT, el cual consta de Emmanuel Borghi [teclados], Philippe Bussonnet [bajos], Daniel Jeand’heur [batería] y Bruno Ruder [teclados]. El disco en cuestión se titula “111” y fue publicado en el último día de marzo del pasado año 2023. El grupo hizo en ese tiempo una gira nacional para anunciar este nuevo acontecimiento dentro de su retomada carrera musical, siendo un concierto en el Triton de París del 22 de abril el evento de presentación oficial de este disco, el material aquí contenido fue grabado en el mismo Triton en octubre de 2022, y también allí se realizaron las labores de mezcla y masterización. Además, el sello que publicó “111” en CD y vinilo se llama Le Triton, que es, en realidad, un centro cultural multipropósito que incluye sala de conciertos, sala de exposiciones y, claro está, un sello fonográfico. El concierto de presentación de este disco tuvo lugar en Estrasburgo el 23 de marzo de 2023, un evento que daba inicio a una gira nacional que también tuvo paradas en Lyon, París, Marsella, etc. Haciendo un poco de historia, los orígenes de ONE SHOT se remontan al último lustro del pasado milenio cuando Borghi y el ya difunto guitarrista James Mac Gaw, entonces unos jóvenes veteranos que pasaron una buena temporada en la legendaria banda MAGMA, decidieron fundar un ensamble de rock experimental con mucho dinamismo y un gusto por los climas densos y oscuros que usualmente se asocian con el paradigma Zeuhl. Unos años más tarde, Borghi se vio metido en una situación de tensiones personales con el maestro Christian Vander, y terminó acusándolo públicamente de ser un revisionista nazi y antisemita tras dar un portazo de salida de las filas de MAGMA. Más allá de esta controversia en la que no vale la pena ahondar más, cabe destacar que el disco homónimo de debut de ONE SHOT, que data del año 1999, fue muy bien recibido por el público progresivo. Después siguieron otros dos discos de estudio, además de un par de discos en vivo: uno del año 2011 y otro más reciente de 2022 titulado a 
À James que recogía un concierto de homenaje póstumo a Mac Gaw. Hoy en día, “111” nos muestra a un cuarteto que no sólo ha resucitado, sino que también ha remodelado su croquis sonoro con la presencia de dos teclados: esto implica necesariamente que los recursos expresivos deben ser remodelados dentro de la estética esencial de la banda, especialmente en los pasajes más explícitamente enérgicos.  

 
Yendo a los detalles específicos del repertorio contenido en este disco, todo comienza con ‘Off The Grid’, una aventura aparentemente parca que frontalmente se inserta bajo una atmósfera ceremoniosa; mientras los teclados van armando una base temática solemne, la batería se encarga de apuntalar el groove central con una estilizada musculatura que el bajo sabe reforzar con convincente sobriedad. El ensamble se inserta claramente en el bosque musical de PRESENT utilizando herramientas de exploración provenientes de la fábrica de ESKATON y algunos mapas trazados con la brújula de los dos primeros discos de ZAO. A mitad de camino, la senda está definitivamente encaminada hacia una maciza e impenetrable masa de siniestra densidad cuyos signos y ademanes tétricos adquieren un aura de inquietante señorío. La vitalidad creciente que se explaya sobre el persistente groove ceremonioso se enrumba hacia un majesutoso clímax antes de un minúsculo descenso sobre un terreno inasible. Un impactante final para una pieza portadora de una rotunda fuerza de carácter. Tras este despliegue de mayestático oscurantismo llega el turno de ‘Mérovée’, que es el segundo tema más largo del repertorio con sus poco menos de 11 ¼ minutos de duración. Este tema ya existía en el repertorio de ONE SHOT cuando Mac Gaw seguía en este mundo. En él, el grupo toma el testigo de densidad expresionista del tema de apertura para darle un viraje más sofisticado, siendo así que el diagrama temático contiene más florituras y el swing armado por la dupla rítmica se dibuja con más recovecos. Más adelante, unos fabulosos solos de sintetizador mottivan un aumento del vigor y el grosor del bloque sonoro general, además de unos excelsos ornamentos de la batería y el bajo. En medio de toda esta expresión de aristocrática neurosis, la intensidad continua parece tener algo de celebratorio, una noción que se refuerza cuando emerge una coda impetuosamente contundente. Un primer cénit del álbum, una eclosión de fuego cósmico elaborada con magistral soltura. 
‘Don’t Ask Me’ explora la dimensión jazz-rockera del avant-prog, haciendo como si un esbozo perdido de los SOFT MACHINE de la etapa 1973-75 nubiese pasado por una radical cirugía en manos de una asociación de músicos de ESKATON y SCHERZOO. O, si se prefiere, un regreso a la faceta más extrovertida de los primeros discos de ONE SHOT. En todo caso, este tema funciona muy bien como un momentum capitalizador de la incendiaria segunda mitad del tema precedente.
 

Ocupando un espacio de 12 minutos y pico, ‘Mustang’ emerge como el núcleo expansivo de la mayor magnificencia diseñada para este disco; de paso, se trata de la pieza más larga del álbum. Desde el mismo punto de partida, se nota un nervio tan dinámico como belicoso en el modo en que interactúan los instrumentos a la hora de signar el groove inicial. Todo lo que hubo de majestuoso en algunos de los temas previos se eleva hacia un nivel más ambicioso de exaltación aguerrida, no exenta de vibraciones lóbregas ni de tensas ebulliciones. A mitad del camino, el asunto se torna un poco más contenido cuando el cuarteto adopta un posicionamiento donde se cruzan el jazz-prog y la psicodelia con matices space-rockeros. De alguna extraña manera, el ensamble crea confluencias con GÖSTA BERLINGS SAGA y ANEKDOTEN sin dejar, por supuesto, de estar enraizado en la experimentación oscurantista propia del avant-garde francófono de siempre. En el último tramo del tema emerge un renovado nervio expresivo que acusa un mayor grado de tirantez; en algún momento, los sintetizadores se desafían mutuamente en un arrebato monumental, mientras que un groove llamativo aguarda su turno para instaurar un drástico epílogo. La experiencia de este disco se completa con el arribo de ‘Mustang Coda’, un dueto grave e hierático de bajo y batería que se proyecta sobre un trasfondo de ruidos de aguacero. Aquí se recoge algo de las vibraciones jazzeras que formaron parte de la pieza anterior a través de un filtro (más o menos) post-rockero. Es el epílogo después del epílogo, ni más ni menos. Conluyendo, siempre resulta ser una buena nueva (al menos, a priori) el hecho de que un grupo como ONE SHOT dé señales de actividad tras varios años de hibernación. Lo que hemos apreciado a lo largo de “111” es una evidencia inobjetable de lo mucho que es este curtido ensamble de aportar al ideal de la música progresiva vanguardista de Francia y del mundo entero: una metralla de excelencia sónica de poco menos de tres cuartos de hora. Recomendable al 400& (un 100% por cada integrante.)
 
 
Muestras de “111”.-
Mérovée: 
https://oneshot-letriton.bandcamp.com/track/02-m-rov-e 

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