Monday, March 26, 2018

MONARCH TRAIL y las arenas del nuevo tiempo del rock neo-progresivo


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es el turno de MONARCH TRAIL y su disco, publicado a fines de junio del pasado año 2017 por vía del sello Perpetual Tree Music: el disco en cuestión se titula “Sand”. Este trabajo resultó ser uno de los ítems neo-progresivos más notables del año 2017, y de hecho, se le puede valorar como el paso de gigante que MONARCH TRAIL necesitaba dar tras el impacto de su álbum de debut “Skye” (del año 2014) para reafirmar su presencia dentro del gran escenario progresivo internacional. Pero primero hagamos un poco de historia señalando que MONARCH TRAIL comenzó como un proyecto neo-progresivo fundado por el tecladista y compositor canadiense Ken Baird, quien de por sí cuenta con una carrera solista, pero es que él quería experimentar las vivencias de un trabajo en equipo, y por ello armó este proyecto con miras hacia esta agenda  de labores. Baird se ocupa de todos los teclados mientras que Chris Lamont se hace cargo de la batería y Dino Verginella hace lo propio con el bajo. A lo largo del repertorio del disco que tenemos ahora en nuestras manos intervienen los guitarristas John Mamone, Kelly Kereliuk y Steve Cochrane como invitados de turno. Bueno, veamos ahora los detalles del repertorio contenido en “Sand”.



Los primeros 7 ¼ minutos están ocupados por la dupla de ‘Station Theme’ y ‘First Thoughts’. El primero de estos temas ostenta una magnificencia pletórica en clave netamente sinfónica con algunos tintes dramáticos que se hacen notar en su desarrollo temático, el cual sigue relativamente de cerca al paradigma Wakemaniano. Por su parte, ‘First Thoughts’, la primera pieza cantada del disco, se centra en una ambientación etérea que emana una mezcla de calidez y melancolía: las capas de sintetizador llenan todos los espacios, dejándose acompañar por unos momentos por la guitarra acústica cuya principal función es la de acentuar el núcleo temático con un talante académico. ‘Back To The Start’ nos lleva claramente por los caminos de los PENDRAGON de fines de los 90s y los IQ de la etapa pre-“Subterranea”. Los desarrollos melódicos están delineados con recta claridad mientras las vicisitudes del esquema rítmico global – prioritariamente en 7/8 durante la primera mitad y para el breve epílogo – están manejadas con llamativa gracilidad mientras la gravitante labor de los teclados alterna momentos de sedosidad envolvente con otros de ostentosa fastuosidad (a medio camino entre los paradigmas de KARMACANIC y los primeros ARENA), perpetuando el influjo de PENDRAGON. Como anécdota cabe señalar que el propio Baird quien se encarga de la guitarra aquí. Cuando llegamos a ‘Missing’, el grupo nos brinda una generosa dosis de recursos melódicos mayormente centrados en la tradición sinfónica de primera generación: juntando lo Yessiano y lo Genesiano dentro de una articulación de climas flotantes y aureolas etéreas, esta canción comienza como una semi-balada que fluye naturalmente bajo el mando conjunto del piano y el mellotrón mientras atraviesa un un sendero rítmico relativamente sencillo. Tenemos aquí uno de los momentos más bellos del disco, y también uno de los solos de sintetizador más impresionantes. A mitad de camino, el esquema rítmico se intensifica grácilmente para establecer un puente grandilocuente antes de que la canción regrese al rumbo inicial. 

‘Charlie's Kitchen’, pieza instrumental, se propone añadir algo nuevo por vía del empleo de algunos matices jazzeros en el tempo y las florituras de piano, así como la incorporación de macizos colores Emersonianos en algunas intervenciones de los teclados. De todas formas, los referentes a GENESIS siguen teniendo una presencia notoria en la inspiración creadora para la ocasión. La vitalidad renovadora encarnada en este instrumental permite al disco conquistar aquí un cénit bastante interesante. La breve pieza ‘Another Silent World’ – dura 2 minutos y poco más – se caracteriza por explayarse en amables efluvios cósmicos que organizan un espacio sonoro de capas y orquestaciones de numerosos teclados a medio camino entre WAKEMAN y VANGELIS: parece que el norte expresivo de esta breve pieza es la de exhibir un retrato sonoro de reflexiva magnificencia, abriendo de esta forma se abre el camino para la imponente emergencia de la maratónica pieza homónima, la cual inunda los últimos 24 ½ minutos del repertorio. En efecto, parece que todo lo hecho en la ilación de las canciones precedentes tenía que llevarnos a esta ambiciosa suite. ‘Sand’ comienza con un aire meditabundo donde los típicos aspavientos sinfónicos son manejados con sobriedad: el núcleo temático se siente bien centrado en el modelo de los GENESIS de fines de los 70s (y de manera colateral, al clásico primer disco solista de MIKE RUTHERFORD 
“Smallcreep’s Day”, toda una reactivación del cosmos Genesiano en su momento), pero con una sensibilidad neo-progresiva que nos recuerda irremediablemente a los primeros MARILLION y a los primeros PALLAS por igual. Pasada la frontera del cuarto minuto y medio, las cosas se agitan un poco más en cuanto al swing mientras persiste el predominio de los sintetizadores en el desarrollo temático (en una suerte de híbrido entre los paradigmas de BANKS y WAKEMAN), pero también se abre espacios para que irrumpan algunos solos de guitarra diseñados para impulsar un toque extra de punche al colectivo sonoro. Poco a poco, las cosas empiezan a ponerse más fastuosas, casi haciéndonos recordar a los YES de la época del “Keys To Ascension” por un rato, hasta que el dominante factor neo vuelve a  encuadrarse firmemente en el armazón sonoro (vuelven a ser MARILLION, PALLAS y IQ los referentes principales de inspiración). El camino hacia un esplendoroso final impone su preciosismo esencial con mágica fluidez.

Todo esto fue “Sand”, un hermoso y agradable ejemplo de lo que todavía puede dar de sí la provincia neo-progresiva al escenario internacional del rock como arte. Felicitaciones a Ken Baird y a todo el personal de MONARCH TRAIL por este estupendo trabajo.

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