HOLA, AMIGOS DE
AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Desde la capital rusa de
Moscú llega el cuarteto instrumental AESTHESYS, el mismo que está conformado
por Sasha Coudray [bajo], Victor Krabovich [guitarra y teclados], Eldar
Ferzaliev [guitarra] y Nik Koniwzski [violín y teclados]. Su disco “Achromata” fue publicado a inicios de abril último por el sello alemán Narshardaa Records tanto en CD como en doble LP. El cuarteto antes mencionado contó con las colaboraciones del baterista Maximilian Maxotsky y el teclista Jamie Ward (principalmente, al mellotrón y los sintetizadores) para llenar los respectivos bloques sonoros diseñados y creados para las ocho piezas que completan el disco en cuestión. De paso, Ward también fungió de ingeniero de sonido para este disco en el Just Studio de Moscú. El estilo progresivo de AESTHESYS es ostentosamente ecléctico al combinar estándares y estrategias de sinfonismo, post-rock, math-rock y electrónica que oscila entre el ambient y el space-rock. El disco que tenemos ahora en nuestras manos es el segundo de su trayectoria, siendo el primero “Camera Obscura”, el cual data del año 2013. Ya en ese tiempo, el grupo llamó la atención en varias redes especializadas en rock progresivo y experimental, pero es este segundo disco “Achromata” el que ya está consagrando al grupo como un referente nuevo importante para la vanguardia progresiva de hoy en día. Vale la pena contar que este grupo inició sus días, a inicios del nuevo
milenio, como un proyecto solista de Koniwzski, pero pronto las cosas derivaron
hacia una proyección de creatividad grupal para el año 2011, primero como cuarteto y luego como quinteto. Veamos ahora los detalles específicos de “Achromata”.
Ferzaliev [guitarra] y Nik Koniwzski [violín y teclados]. Su disco “Achromata” fue publicado a inicios de abril último por el sello alemán Narshardaa Records tanto en CD como en doble LP. El cuarteto antes mencionado contó con las colaboraciones del baterista Maximilian Maxotsky y el teclista Jamie Ward (principalmente, al mellotrón y los sintetizadores) para llenar los respectivos bloques sonoros diseñados y creados para las ocho piezas que completan el disco en cuestión. De paso, Ward también fungió de ingeniero de sonido para este disco en el Just Studio de Moscú. El estilo progresivo de AESTHESYS es ostentosamente ecléctico al combinar estándares y estrategias de sinfonismo, post-rock, math-rock y electrónica que oscila entre el ambient y el space-rock. El disco que tenemos ahora en nuestras manos es el segundo de su trayectoria, siendo el primero “Camera Obscura”, el cual data del año 2013. Ya en ese tiempo, el grupo llamó la atención en varias redes especializadas en rock progresivo y experimental, pero es este segundo disco “Achromata” el que ya está consagrando al grupo como un referente nuevo importante para la vanguardia progresiva de hoy en día.
Los primeros 5 ¼ minutos de
“Achromata” están ocupados por ‘Grauer Wald’, pieza que tiene un pie el área de
los TANGERINE DREAM del “Tangram” y otro en el terreno de los GRAILS de los dos
últimos álbumes. En este sentido, estamos hablando de una ingeniería sonora que
ostenta vibraciones etéreas mientras las enriquece con una elegante fuerza de
carácter gestada con el fuego post-rockero y el éter prog-sinfónico,
añadiéndose algunos coqueteos indirectos con el vitalismo señorial de los últimos
discos de los PORCUPINE TREE. Luego sigue ‘Filis Aureis’, pieza tremendamente
vitalista que nos suena claramente a un tributo simultáneo a los estándares
históricos del space-rock y del math-rock (con cierta prioridad del primero de
estos dos aspectos) que sabe dar vueltas al encanto bien delineado de su motif
sencillo de base mientras elabora un inteligente crescendo en torno al mismo.
Con la dupla de ‘Marea’ y ‘Himmelbarn’ (siendo este último el tema más extenso
del disco con sus poco más de 7 minutos de duración), el grupo sigue explorando
matices y tonalidades a fin de seguir enriqueciendo su dinámico enfoque musical.
Lo que se desarrolla en ‘Marea’ es un recursos de luminosa
magnificencia melódica desde la cual se sintetiza el sortilegio etéreo del
primer tema del álbum con el vigor envolvente del segundo, gestándose así el
primer momento totalmente climático del repertorio. Lo que comenzó con un
talante jubiloso terminó con una explosión de emociones celebratorias. Por su
parte, ‘Himmelbarn’ – el tema más largo del álbum con sus casi 7 ¼ minutos de
duración – se encarga de elaborar una arquitectura bipolar donde conviven
pasajes lánguidos de corte reflexivo (al modo de una remodelación del paradigma
Floydiano a manos de una asociación de OCEANIC y RED SPAROWES) con otros bastante poderosos en los que el punche
rockero estalla frenéticamente… Claro está, ese frenesí se ajusta oportunamente a las exigencias expresivas concretas de la pieza. Un cénit
inmediatamente después de otro cénit.
Cuando llega el turno de
‘Melanocardia’, el ensamble se dispone a realizar un típico jam post-rockero
con una adecuada dosis vitamínica rockera rayana con el stoner. El tempo
constante es en 11/8 y la estrategia sonora se encauza mayormente en un
centramiento de parte del bloque integral en torno a las robustas y recias
capas armadas por las guitarras duales. Los momentos en los que el violín sale
al frente sirven para dar tintes refrescantes al muy ostentosamente muscular cuerpo
central. Acto seguido, ‘Sapatha’ se hace cargo de aligerar un poco las cosas
por vía de una inspirada confluencia de jazz-rock, sinfonismo y post-rock para
el diseño y la estructuración de un desarrollo melódico que oscila entre lo
atmosférico y lo fusionesco. Esos momentos en los que los guitarreos aumentan
su filo están lo suficientemente controlados como para mantener incólume la
esencia del groove y la atmósfera predominante. El sereno epílogo armado por las
dos guitarras redondea la fanea coherentemente. Una pieza muy bella, por
cierto, tras cuyo cierre nos vamos situando más cerca del final del disco: es
ahora cuando emerge ‘Apogeion’, otra pieza signada por la pura belleza y que
está diseñada para establecer una especie de recuento sintético entre ‘Sapatha’,
‘Grauer Wald’ y los aspectos más señoriales de ‘Himmelbarn’. Dada esta
logística sonora en curso, el grupo decide operar con una ambientación que
permita confeccionar un bien afiatado equilibrio entre el violín y las dos guitarras
a la hora de expandir las pulsaciones melódicas en curso. Siendo la segunda
pieza más larga del disco con sus poco más de 6 ¼ minutos de duración, su
exquisita majestuosidad lograr completar el culmen expresionista y cálido que
se había iniciado con la pieza precedente. El último tema del repertorio es
‘Eosfyllon’, un elegante prodigio de fineza melódica donde el violín vuelve a
coger la batuta del desarrollo temático: melancolía y serenidad son las claves
inspiradoras para el motif que el ensamble desarrolla por 5 ¾ minutos.
Todo esto fue lo que la gente de AESTHESYS nos brindó en esta oferta de “Achromata”, un disco superlativo dentro de los siempre inquietos cánones del rock progresivo ecléctico de nuestros días: su ambicioso y enérgico cromatismo lo hace un disco perfectamente recomendable.
Muestras de “Achromata”.-
Himmelbarn: https://aesthesys.bandcamp.com/track/himmelbarn
Apogeion: https://aesthesys.bandcamp.com/track/apogeion
Apogeion: https://aesthesys.bandcamp.com/track/apogeion
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