Thursday, November 09, 2023

ABANAMAT: energía psicodélicamente cosmopolita desde Berlín



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy presentamos a ABANAMAT, grupo de rock psicodélico pesado con tintes progresivos asentado en Berlín en base a la confluencia de músicos procedentes de distintas partes del mundo: ellos son Tyler Pešek [batería], Majd Alkillane [bajo], Dima Zangiev [guitarra] y Max Goetsch [guitarra, órgano, sintetizador y voces]. Los países de origen son EE.UU., Siria, Rusia y Alemania, respectivamente. Su disco homónimo de debut fue publicado por el sello Interstelar Smoke Records, tanto en CD como en vinilo, el 17 de febrero pasado. Se trata de una clara muestra de la extravagante y excitante mezcla de influencias que subyace al incandescente esquema sonoro del cuarteto, el cual utiliza elementos del space-rock, el stoner, la fusión de raigambre oriental y la tradición del rock pesado para concretar su propia modalidad de psicodelia progresiva. El material contenido en “Abanamat” fue grabado en vivo en el controlado ambiente del Big Snuff Studio mientras la labor de ingeniería de sonido estaba a cargo de Richard Behrens; todo ello fue mezclado por el propio Behrens para que, luego, Haldor Grunberg realizara la masterización en el estudio Satanic Audio. La música y las letras del repertorio de “Abanamat” son de la autoría del cuarteto en coalición con Gernot Buettner. El grupo contó con alguna colaboración ocasional del antes mencionado Richard Behrens al órgano, los sintetizadores y el vocoder. El arte gráfica es de la autoría de Thomas Moe Ellefsrud. Bueno, vayamos ahora a los detalles estrictamente musicales del disco. 


‘Djinn’ ocupa los primeros 6 ¼ minutos del álbum imponiendo una grácil labor de cruza entre los patrones de CAUSA SUI, MY SLEEPING KARMA y THE SPACELORDS. El motif exótico que asienta una inicial ingeniería armónica es eficazmente ornamentado por aguerridos solos de guitarra. La arquitectura sónica en curso va reforzándose a lo largo del camino hasta que llega el pasaje prologar, el cual gesta una explosión machacona directamente heredera del rock pesado de los 70s. Sigue a continuación ‘Thunderbolt Of Flaming Wisdom’, una pieza bastante dinámica que traza un groove relativamente sofisticado mientras los guitarreos crean recursos de lirismo a través de su electrizante musculatura. La labor de la batería garantiza que se desarrolle una robustez convincente a lo largo y ancho del esquema de trabajo, algo que resulta bastante útil para cuando se inicia un puente más intrépido a partir del ecuador. De este modo, cuando llega un poco más adelante el momento de retomar el groove inicial, se orienta hacia un camino de vibraciones más nerviosas y punzantes. Finalmente, esta instancia tiene la misión de cimentar el camino hacia la exultante y agitada coda. ‘Voidgazer’ ocupa un razonablemente generoso espacio de cerca de 8 ½ minutos. Todo comienza con una solemnidad sigilosa que se siente un tanto emparentada con el legado de los PINK FLOYD de 1969 y con el paradigma de ASH RA TEMPEL: la hechicería ceremoniosa en curso se va emperifollando con los fraseos de ambas guitarras y el sereno cántico de Goetsch. Poco antes de llegar a la frontera del cuarto minuto, el grupo sube los decibelios con preciso barniz para agitar el impulso de un groove contundente que, a través de su patentemente abundante energía, puede mostrar varios de sus recursos señoriales. Poco antes de llegar al sexto minuto, la pieza vira hacia un swing en clave de blues-rock pesado que concreta una remodelación bastante fresca del esquema sonoro global. Se trata, al fin y al cabo, de un pasaje armado para culminar la faena con solvente esplendor que se arroja a su potencial más llamativo. 

‘Flying Fish’ inicia la segunda mitad del repertorio siguiendo la senda de garra sofisticada trazada por la pieza precedente; alimenta la misma con un nervio renovador que parece ser retomado, a su vez, del tema que abrió el presente álbum. Musculatura gestada con fuego exquisito. ‘Amdest’ apuntala aún más la estrategia creativa utilizada para el tercer tema del álbum, aplicando una dosis aún mayor de potencia rockera. La ilación de los diversos grooves (algunos de ellos, basados en tempos inusuales) se desarrolla con rotunda lozanía, lo cual refleja cabalmente los ecos recibidos de los dos primeros temas del repertorio. La batería hace lucir su plasticidad al servicio de la majestuosa densidad que delinea la fuerza de carácter de esta pieza. Una mención especial va para las suntuosas florituras del bajo que tienen lugar durante la sección epilogar. El disco se cierra con su pieza más extensa, ‘Night Walk’, la cual dura 9 minutos y pico. Su comienzo es parsimonioso y misterioso, al modo de una visión Floydiana filtrada a través de la ingeniería de combinada de MOTORPSYCHO y SPACE DEBRIS. Mientras el vigor rockero va creciendo con miras a instaurar un cuerpo central contundente, la persistencia del compas lento garantiza que se imponga una espiritualidad un tanto oscurantista. Con el cambio de motif emerge una instancia marcada por una agilidad llamativa fielmente enraizada en la tradición del stoner. El grupo quiere concluir las cosas con un filudo y vehemente resplandor. Estos dos últimos temas de “Abanamat” son las expresiones de la cara y la cruz de la visión musical del grupo: una cara abiertamente celebratoria y una cruz meditabunda con proyecciones variables, ambas hermanadas por un fragor rockero persistente. Como apreciación final, la propuesta estética de ABANAMAT es muy interesante porque plantea un elástico y versátil enfoque dentro de la tradición viviente del rock psicodélico pesado con aristas progresivas. Lo que se nos brinda en “Abanamat” es bastante valioso para la vigencia de la avanzada rockera de nuestros días.

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