HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy se da la ocasión
de prestar nuestros oídos al novel grupo bielorruso THE WORM OUROBOROS y su más
reciente disco “Of Things That Never Were”, publicado por el sello Fading
Records en setiembre de 2013. Este ensamble formado y dirigido por el
multi-instrumentista Sergey Gvozdyukevich (a cargo de los teclados, la flauta,
la guitarra acústica y el canto) se completa con el guitarrista-tecladista
Vladimir Sobolevsky, el bajista Alexey Zapolsky y el baterista Eugene Zarkhin,
además de contar con la colaboración adicional de Vitaly Appow (quien tocaba
vientos en RATIONAL DIET y ahora lo hace en sus dos grupos derivados FIVE
STOREY ENSEMBLE y THE ARCHESTRA) en algunos temas. “Of Things That Never Were”
fue publicado por la asociación de los sellos italianos Fading Records y
AltrOck, y su repertorio ha sido elaborado en el transcurso de algunos años: la
gente de THE WORM OUROBOROS ha tenido un ímpetu creativo prácticamente desde el
primer día de su fundación. El grupo es clara y determinadamente ecléctico, jugando con varias bazas que van pasando desde lo sinfónico hasta el avant-prog, pasando por factores propios del jazz-prog, el Canterbury y lo Vandergraffiano, según el interés del momento. Y, con todo, el grupo se da buena maña para dar una eficiente coherencia a su propuesta musical.
‘L’Impasse Sainte
Bérégonne’ abre el repertorio del disco con una prestancia melódica que se siente tan sobria
como fastuosa: el desarrollo de las orquestaciones de teclado y los ornamentos
de flauta son los ítems motivadores de los aportes de los demás instrumentos.
Tras este revelador preludio, ‘Shelieth’ se proyecta como el tema que realmente
inicia el cocimiento de la musicalidad que la banda tiene proyectada como núcleo
central del disco, creando una hermosa confluencia de sinfonismo y Canterbury
al modo de un HAPPY THE MAN mezclado con GILGAMESH, más algunas sazones del
CAMEL de “Mirage”. Los coloridos aportados por los sucesivos solos de guitarra
y sintetizador en diversas expansiones del cuerpo central son bellísimos.
‘Ladybird On A Moebius Strip’ es un relajante interludio pastoral con base de
guitarra acústica y flauta que abre paso a la estilizada inquietud de ‘The
Pear-Shaped Man’, una pieza cantada que varía totalmente de registro para
explayarse en mecanismos sónicos inspirados en VAN DER GRAAF GENERATOR, aunque
pasados por los filtros de AREKNAMÉS y DISCIPLINE. Este impulso expresionista
es sucedido por la candidez intimista de ‘Dan Angel’ (una composición de
guitarra acústica que parece sacada de los infinitos archivos de ANTHONY
PHILLIPS) y el esplendor vitalista de ‘Pirates In Pingaree’, todo un cénit del
disco donde la banda elabora una sonoridad dignamente heredera de los cánones
de CAMEL, THE ENID y lo mejor de la obra solista de RICK WAKEMAN, añadiendo una
coda que se nota a leguas empapada de cadencias Crimsonianas (del “Larks’
Tongues In Aspic”).
Como para no perder la
costumbre, nos topamos con otra breve pieza pastoral, esta vez cantada, la cual
se titula ‘The Magi’ antes de pasar a ‘Soleil Noir’, otro tema cantado con un
mayor desarrollo musical. En este último nos topamos con una interesante cruza
del GENESIS de “Trespass” y el VAN DER GRAAF GENERATOR de “Godbluff”,
explorando ambientes intimistas desde una actitud reflexiva, un tanto distante,
pero rodeada de lirismo. Con la ilación de ‘The Curfew’ y ‘Return To The Cold
Sea Of Nothing’ tenemos 16 ½ minutos de expansiones sonoras que sirven para que
el cuarteto refuerce decisivamente el eclecticismo que ha venido practicando
con ingenio y convicción. ‘The Curfew’ porta un aura etérea desarrollada sobre
un esquema muy dinámico que se basa por igual en el jazz-rock y el avant-prog de matices siniestros, añadiéndose ciertas sazones de rock
sinfónico tradicional: en este sentido, nos recuerda a lo que por su lado hace
una banda como DELUGE GRANDER en combinación con el Zeuhl contemporáneo de unos SETNA o unos ONE SHOT. Por su parte, ‘Return To The Cold Sea Of
Nothing’ nos remite a los patrones del clasicismo romántico y barroco para
focalizarse más propiamente en lo sinfónico, aunque lejos de centrarse al 100% a la candidez habitual de estas situaciones, pone también algo de densidad inquietante dentro de la ecuación sonora. El epílogo del disco, ‘Hope’,
exhibe un último trayecto breve hacia paisajes pastorales: un oportuno momento
de reflexión intimista después de gozar de dos largas composiciones diseñadas
con enorme boato.
“Of Things That Never Were” ha sido una de las más
gratas revelaciones de la escena progresiva mundial en el pasado año 2013: THE
WORM OUROBOROS se ha prodigado a lo grande en ésta, su primera manifestación
musical – ojalá no sea la última.
P.D.: No vale confundir a este grupo bielorruso con
otro estadounidense llamado igual y que practica un estilo híbrido de sludge y
post-metal.
Muestras de “Of Things That Never Were”.-
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