HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy
se da la ocasión de presentar al grupo francés VAK, cultor de una misión revitalizadora
de la tradición Zeuhl. Consistente en Aurélie Saintcroix [canto], Juliette
Drigny [flauta], Vladimir Mejstleman [batería], Joël Crouzet [bajo], Thomas
Bourgenot [guitarra] y Alexandre Michaan [teclados y sintetizadores], este
grupo tuvo su origen en el año 2008 con la mira puesta en aportar granos de
arena a la vanguardia progresiva con especial acento en las tradiciones Zeuhl y
RIO – predominando lo primero – sin dejar de empaparse del Zeitgeist de las
avanzadas jazzera y rockera de estos tiempos. Los referentes tradicionales más
recurrentes son MAGMA, ESKATON, COS y WEIDORJE. Definitivamente, el canto de
Saintcroix tiene suficiente presencia como para hacerse notar en el entramado
instrumental, a pesar de que realza constantemente su faz evocativa. De manera
autogestionada, el grupo debutó con un EP homónimo en el año 2012, y dos años
más tarde, hizo la primera publicación de “Aedividea”, el cual contiene todas
las piezas del mencionado EP más material nuevo. Este mismo disco acaba de
recibir una segunda edición por vía del sello Soleil Zeuhl Records en el pasado
mes de setiembre, y es ahora que recién le hemos podido prestar atención. Este
disco ha resultado una sorpresa melómana muy estimulante para nosotros:
esperamos poder aclarar este diagnóstico inicial tras haber repasado los
detalles de su repertorio.
Ocupando
los primeros 7 minutos del álbum, ‘IJKL’ abre el disco con una musculatura
implacable cuya evidente robustez es manejada con exquisita majestad.
Prácticamente se trata de un tributo a ESKATON, aunque con un filo rockero
mucho más aguerrido que permite que el factor rockero se imponga al elemento
jazzero, sin eliminarlo: lo absorbe y le da una orientación centrada en un
vitalismo inaudito y gratamente sorprendente. Luego sigue la pieza homónima,
que dura el doble. El grupo da rienda suelta a las herencias recibidas de los
legados de ESKATON y WEIDORJE, además de incursionar con inquietante seriedad
en algunos de los aires de pesadilla vitalistamente nihilista que caracteriza
al modelo primigenio de PRESENT y a la prestancia densamente señorial del KING
CRIMSON 73-74. Como detalle especial cabe resaltar que la presencia de la
flauta ayuda a preservar una aureola etérea que se proyecta concienzudamente
sobre el esquema instrumental integral, y lo mismo vale para algunos ornamentos
de sintetizador que entran a tallar en algún momento. Con todo, son
indudablemente la batería y el piano eléctrico los instrumentos que sustentan
el encuadre general. La coda en 13/8 se
siente mágicamente seductora. ‘Alzh’ es otro tema de largas ambiciones: dura
poco más de 11 minutos. La misión de ‘Alzh’ consiste básicamente en retomar las
atmósferas y grooves generales de la primera pieza a través del reciclaje de la
majestuosidad inquietante de la segunda; de este modo, el grupo termina de
reforzar el manifiesto de su propuesta musical. La flauta demora un poco en
hacer acto de presencia, pero una vez que lo hace, el ensamble logra completar
la magia esencial de siempre. El pasaje final consiste en capas minimalistas
que parecen flotar tenuemente hacia lo lejos, como una nube dispuesta a
abandonarnos y remontarse hacia el cielo que cubre algún misterioso océano.
‘Zeom’
nos revela exploraciones sesudas en matices de inspiración post-rockera, las
cuales generan relevantes ramalazos de aire fresco al ya bien instalado
paradigma sónico en curso. La participación vocal se siente más particularmente
intensa aquí que en cualquiera de las piezas precedentes, y lo mismo vale para
los riffs, bases armónicas y ocasionales lucimientos solistas de la guitarra.
De hecho, las exigencias particulares del momento obligan a la dupla rítmica a
exhibir una robustez especialmente contundente. ‘Ellien’ vuelve al territorio
de ‘Aedividea’ con plena convicción y un pulso tremendamente firme. En todo
caso, en medio de la densidad emocional reinante, se nota una cierta aureola de
alegría en algunos pasajes recurrentes en 7/8 que sirven para armar el clímax
final. COS es una referencia poderosa para las inspiraciones primigenias de
‘Ellien’. Cierra el álbum ‘Periscopy’, pieza que se proyecta hacia los 10 ¼
minutos de duración. Su molde es el mismo de ‘Alzh’, aunque cabe añadir que el
groove jazzero está más pronunciado aquí en medio de un entramado sonoro que ya
podemos reconocer con suma facilidad. Las intervenciones vocales aparentemente
son más numerosas en ‘Periscopy’ que en ‘Aedividea’ o en ‘Alzh’; también cabe
notar que la labor de los teclados se usa para la edificación de orquestaciones
en ciertos pasajes donde hace falta instaurar una meticulosidad renovadora en
el desarrollo del motif central.
Así
fue nuestra experiencia de descubrimiento de VAK, un ensamble francés al que
vale la pena tomar muy en serio y seguir la pista en futuros trabajos que nos
pueda tener reservado el destino melómano. “Aedividea” es un disco que
recomendamos sinceramente al 100%.
Muestra
de “Aedividea”.-
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