HOLA, AMIGOS DE
AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Siempre se mantiene activa
Escandinavia dentro del universo progresivo con la continua oferta de propuestas
y novedades musicales, y en este primer tercio del año 2019, los noruegos de
MOTORPSYCHO no podían ser la excepción. En efecto, este trío campeón de la
psicodelia progresiva de los últimos decenios acaba de publicar su nuevo disco “The
Crucible”, más exactamente, en el pasado 15 de febrero: el sello alemán Stickman
Records se encargó de la publicación de este ítem, tanto en formato de CD como
de vinilo, algo que también se replicó en el propio país nativo del grupo con
respecto al sello Grammofon Records. Este colectivo compuesto por Bent Sæther
[bajo, pedales bajos, guitarra, mellotrón y voz], Tomas Järmyr [batería,
percusión, mellotrón y voz] y Hans Magnus Ryan [guitarras, piano y voz] nos
vuelve a brindar un trabajo de refinada y rotunda facture, esta vez explorando
terrenos sonoros más robustos que los expuestos en sus dos últimos trabajos
(también brillantes). El grupo contó con las colaboraciones especiales del
vientista Lars Horntveth y de la vocalista Susanna Wallumrød en el segundo de
los tres temas que conforman este disco. El repertorio de “The Crucible” pasó
por una minuciosa serie de sesiones de grabación a lo largo del año 2018 en los
estudios Kommun’, Monnow Valley Studios, Pooka Studio y Audio Virus Lab,
pasando finalmente al periodo de mezcla en los muy solicitados estudios
británicos Punkerpad UK. Veamos ahora sus detalles, ¿vale?
Durando poco menos de 8 ¾ minutos, ‘Psychotzar’, una pieza que en la
mayor parte de su desarrollo temático establece una mezcla de psicodelia
progresiva y stoner, todo ello a través de un enfoque temático con mucho gancho.
Los principales referentes para este esquema de trabajo son los legados de
BLACK SABBATH (71-74) y LED ZEPPELIN (72-74). En el último cuarto de la canción,
el grupo pasa a una dinámica más grisácea y retraída, coqueteando abiertamente
con los modelos de ANEKDOTEN y WHITE WILLOW (los primeros discos), combinando
el nervio arquitectónico de los primeros y la magia evocadora de los segundos.
Luego sigue la monumental pieza ‘Lux Aeterna’, la misma que dura casi 11
minutos. En una primera instancia, hay una exploración sesuda en las áreas de las
primeras generaciones del sinfonismo británico (GENESIS) y el escandinavo (KAIPA,
TRETTIOÅRIGA KRIGET) que marca de forma decisiva a la elaboración y los
arreglos del etéreo motivo central. El groove alevosamente lánguido que el trío
gesta para la ocasión se ornamenta solventemente con una robusta labor de la
batería y un manejo envolvente de las orquestaciones y bases armónicas
provistas por diversos mellotrones y vientos. Poco antes de llegar a la frontera del
quinto minuto, el grupo vira drásticamente hacia un recurso de majestuosa
tensión al crear un pasaje instrumental donde se conjugan las vibraciones más
neuróticas de unos VAN DER GRAAF GENERATOR y unos KING CRIMSON (época del 73-74). Estos nuevos índices
melódicos invitan a dejarse arrastrar por un imparable vendaval pero el terror
potencial es definitivamente reemplazado por una férrea vitalidad muscular. Una
vez pasado este espectacular pasaje, el grupo pasa a una tercera sección donde
predomina una aureola de regia parsimonia en una especie de hibridización entre
PINK FLOYD y YES: los guitarreos empleados en esta tercera sección, de hecho,
nos recuerdan tanto a Gilmour (en la época del “Meddle”) como a Howe (en la
época del “Relayer”). Con el ingreso de una sección muy calmada centrada en un
dulce cántico y una sobria dupla de guitarras acústicas se abre camino al señorial
epílogo, el cual recibe de buen grado los ecos de la regia prestancia de la tercera
sección, mientras el factor pastoral se da mañana para seguir latiendo en medio de tanto boato sonoro. ¡Qué canción tan hermosa!... y mira que aún queda algo más.
El mamut
musical absoluto del disco es la pieza homónima, la misma que ocupa un espacio
de poco más de 20 ¾ minutos. La sección inicial es un pasaje instrumental muy
exquisito donde se fusionan lo sinfónico, lo Crimsoniano y lo jazz-rockero,
añadiéndose algunos matices psicodélicos de paso (particularmente, en lo
referente al porte tan filudo que ostenta el bajo). El empleo de variantes
compases inusuales para sustentar y dinamizar el desarrollo temático es
simplemente impresionante. Todo transita a un momento de relativo sosiego a
poco de pasada la frontera de los cuatro minutos y medio, que es cuando emerge
una sección cantada de franco tenor reflexivo e introspectivo: el compás es en
6/8 con un groove lento, y poco a poco se va haciendo más macizo el armazón instrumental que rodea al canto, llegando a lo explícitamente fastuoso. El tercer momento dela suite es denso, tétrico, absorbente y
electrizante, derivando hacia un tempo
de 7/8 que se engarza fluidamente con la sección precedente. Muy Crimsoniano en
su ambientación y muy a lo ANEKDOTEN en su estructuración, este pasaje es el
perfecto paisaje sonoro para un momento de trágica turbulencia en un fatal día
de invierno. En medio de toda esta amenazante densidad opera un lirismo
efectivo que sutilmente anuncia que la próxima sección bien podría cambiar de
registro para exhibir un cuadro musical más autoafirmativo y fornido. Pues bueno,
eso es lo que ocurre exactamente tras un breve preludio minimalista y tenue, un
ejercicio instrumental de esplendorosas sonoridades heavy-progresivas en 7/8 y 6/8 que nos
remite a un inusitado matrimonio entre los universos de GONG, TRETTIOÅRIGA
KRIGET y KING CRIMSON. Esta sección no es muy extensa en verdad, pero goza de suficiente
fuerza de carácter como para dejar una huella enérgica de su propia
espiritualidad dentro del gran conjunto de la suite. La sección cantada que le
sigue persiste en el aura solemne de la primera pero, como dijimos antes,
recibiendo el impacto de rotunda fortaleza del pasaje instrumental que le
precedió. Ya está preparado el terreno para que el gran final ocupe todas las
dimensiones sonoras de los dos últimos minutos y pico de la suite. Con una
clave melódica muy sencilla y una labor bastante suntuosa en los teclados, ‘The
Crucible’ se despide con una actitud cálida y optimista a través de la
parsimonia predominante.
“The Crucible” nos ha sonado como un tremendo y fabuloso crisol de música progresiva que confirma por enésima vez a los MOTORPSYCHO como dueños de un posicionamiento muy alto dentro del escenario musical de nuestros días, tanto escandinavo como a nivel mundial. La banda sabe cómo moverse dentro de sus coordenadas estilísticas habituales mientras se las ingenia para mantener su propuesta y su ingenio compositivo frescos y convincentes. Recomendamos este disco al 200%, así de grandiosos son sus niveles de musicalidad e intensidad expresiva.
“The Crucible” nos ha sonado como un tremendo y fabuloso crisol de música progresiva que confirma por enésima vez a los MOTORPSYCHO como dueños de un posicionamiento muy alto dentro del escenario musical de nuestros días, tanto escandinavo como a nivel mundial. La banda sabe cómo moverse dentro de sus coordenadas estilísticas habituales mientras se las ingenia para mantener su propuesta y su ingenio compositivo frescos y convincentes. Recomendamos este disco al 200%, así de grandiosos son sus niveles de musicalidad e intensidad expresiva.
Muestra de “The Crucible”.-
Lux Aeterna: https://www.youtube.com/watch?v=TBdKRRrrVmU
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