Monday, August 07, 2023

Los movimientos de la magnífica asociación de SONAR con DAVID TORN y J. PETER SCHWALM

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Nos complace mucho presentar hoy un disco muy especial: se trata del nuevo trabajo del ensamble suizo SONAR, el cual se hizo en cooperación con un maestro estadounidense y otro alemán, DAVID TORN y J. PETER SHWALM, respectivamente. El cuarteto conformado por Christian Kuntner [bajo], Manuel Pasquinelli [batería], Stephan Thelen [guitarra y programaciones] y Bernhard Wagner [guitarra y loops] nos brinda otra gran obra de música progresiva experimental tras varios años de hiato debido, entre otras, a la inolvidable pandemia. “Three Movements” es el título de este disco publicado el 23 de junio pasado, el cual consta precisamente de tres piezas que son movimientos de un concepto compositivo bastante ambicioso en cuanto a sus esquemas expresivos. Thelen es el autor de estos tres movimientos, basándose en sampleos realizados por TORN. Los demás músicos involucrados aportaron contribuciones improvisadas sobre los fundamentos plasmados en las composiciones iniciales. La gente de SONAR se reencontró para unir fuerzas e interactuar con TORN y SCHWALM durante el año 202, siendo así que las sesiones de grabación tuvieron lugar em los estudios Tonteich (Küttigen, Suiza), Mainsound (Frankfurt, Alemania) y Powerplay (Maur, Suiza). Las labores de ingeniería de sonido se repartieron entre Kuntner, Reto Muggli y SHWALM. Por su parte, Thelen se hizo cargo de la edición, la preparación de mezclas y la masterización del material aquí contenido. La real tarea de mezclar fue hecha por Markus Reuter y Benjamin Schäfer en el Horus Studio de Hannover, Alemania, entre diciembre del año pasado y enero del presente año 2023. TORN no es un extraño para SONAR, pues ya viene este grupo haciendo un tándem en grabaciones de discos desde el año 2018; por su parte, el prolífico SHWALM ya hizo un fantástico disco a dúo con THELEN en el año 2021 titulado “Transneptunian Planets”. Es de notar que, en los créditos de este álbum, se agradece a Barry Cleveland por los sampleos de gong y guitarra e-bow usados en el Segundo Movimiento, a Benno Kaiser por su ayuda en la acomodación del sonido de la batería, y a Markus Reuter y Trey Gunn por el apoyo y los consejos.


Todo empieza a lo grande con ‘First Movement’, pieza que hace gala de una arquitectura tremendamente ágil, un soberbio dinamismo en los entramados y diálogos entre las guitarras actuantes y un exquisito groove donde el bajo y la batería funden sus propias vibraciones extrovertidas. Todo ello se hace patente casi desde el primer momento tras un efímero preludio marcado por un fulgor industrial de sintetizadores impulsados por una aureola de urgencia. La neurosis centelleante que opera en este talentoso esquema hexagonal pone en evidencia sus parentescos con los paradigmas de KING CRIMSON y STICK MEN a través de un filtro math-rockero mientras exhibe convincentes resonancias prog-psicodélicas. las cuales están firmemente insertas en el ADN de SONAR. Poco antes de llegar a la frontera del décimo minuto, las cosas pasan a un estado de relativo sosiego mientras se abre espacio al protagonismo epilogar de las minimalistas capas de sintetizador y guitarra: el esquema sonoro se ha replegado notablemente hacia una dimensión intangible donde todo parece estar envuelto por un ensueño de augusta nebulosidad. Incluso los persistentes golpes percusivos se toman su tiempo para ir disolviéndose en una fantasía evocadora que es todo lo que queda de lo que se realizó durante la  instauración del cuerpo central. ¿Estamos ahora en el terreno del ambient a lo BRIAN ENO? Probablemente, y resulta un muy sugerente final para este fabuloso inicio del disco. Todo sigue a lo grande con ‘Second Movement’, ítem que toma la posta de los retazos masivamente etéreos con los que concluyó el Movimiento precedente para abrir la puerta a la emergencia de un groove jazz-progresivo en el contexto de una ingeniería sumamente delicada. Las señoriales cadencias que van trazando el camino de expresividad colectiva se asientan y refuerzan con certera precisión mientras los fraseos de las guitarras solistas van proponiendo sus respectivos fulgores, aplicando variados niveles de ingeniería mientras respetan sigilosamente el telar de la comunidad sónica. Cerca de final, todo regresa al sosiego originario, pero esta vez se trata de una atmósfera un poco más densa que la que tuvo el Primer Movimiento, debido a que hay una intención explícita de llenar espacios antes de que todo se finiquite para esta pieza. 


Todo termina a lo grande con ‘Third Movement’. Las acentuaciones sincopadas de una de las guitarras y los aleteos cósmicos compartidos entre otra guitarra y el sintetizador preparan el terreno para la emergencia colectiva que no tardará mucho en dar sus primeros pasos. En efecto, una vez que la dupla rítmica ejecuta un nuevo ejercicio de delicadeza jazz-progresiva, se abre camino a una sutileza cristalina que parece estar escondiendo algo detrás de sí, un efluvio de algarabías cromáticas que se va exponiendo en el núcleo refulgente de a pocos. Cuando la pieza ya está en la frontera de su quinto minuto y medio, se nota que la soltura se ha concretado a un nivel solvente, pero todavía quedan unos minutos más para que dicha soltura se realce en todo su potencial señorío. Es en la frontera del noveno minuto y medio que la intensificación en el swing de la batería reorganiza la ingeniería efectiva para que ese vigor rockero hasta ahora constreñido se eleve con exquisita agilidad y neurótico ingenio. Lo que suena ahora está situado en una cruza entre el paradigma Crimsoniano y el dinamismo space-rockero. Estas agitaciones celebratorias no duran mucho, en verdad, pero dejan un impacto fehaciente que demuestra inmediatamente que era el centro fundamental del desarrollo temático. Las cadencias sutiles del final se hermanan íntimamente con la dimensión cósmica de los bloques arquitectónicos en los que se habían centrado los dos Movimientos anteriores. Todo esto fue lo que se gestó durante la magnífica asociación de los geniales SONAR con los maestros DAVID TORN y J. PETER SHWALM: “Three Movements” es una maravilla de expresiones vanguardistas desde un perfil musical bien definido dentro de la escena progresiva contemporánea. Esta cofradía suizo-germano-estadounidense armada en el país de Carl Gustav Jung y Johann Heinrich Pestalozzi se ha lucido a lo grande con esta obra que consideramos como totalmente recomendable para cualquier fonoteca mínimamente buena dedicada al rock artístico de ayer, hoy y siempre. 


Muestras de “Three Movements”.-

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