Tuesday, May 26, 2020

Libro #11 en la mitología space-rock-progresiva de los gigantes rusos VESPERO



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos la dicha de presentar el nuevo trabajo de VESPERO, una de las bandas monarcas de la vanguardia rusa desde hace muchos años. El título de este disco nuevo es “The Seven Zoas” y tiene como fecha oficial de publicación el próximo 5 de junio, pero nos adelantamos a los hechos en la presente reseña. Se trata de su trabajo de estudio #11 y es el sello independiente alemán Tonzonen Records el encargado de publicarlo. Desde el año 2006, cuando se publicó el disco debut de la banda “Kraby Na Beregu”, hasta la fecha, han sucedido muchas cosas en el cosmos musical de VESPERO, sobre todo en la evolución y la reafirmación continua de su voz musical, pero también con la emergencia de grupos paralelos y grabaciones asociadas. Así, hace pocos meses que el grupo y el maestro vanguardista ÁNGEL ONTALVA nos sorprendieron gratamente con un hermoso segundo disco titulado “Sada”. Pues bien, ahora el ensamble ruso vuelve a la senda propia con la alineación de Ivan Fedotov [batería y percusión electrónica], Arkady Fedotov [bajo, sintetizador, flauta dulce y efectos de sonido], Alexander Kuzoviev [guitarras], Alexey Klabukov [teclados, sintetizadores, trompeta y flautín de émbolo] y Vitaly Borodin [violín]. El grupo ha contado con las colaboraciones ocasionales de Ilya Lipkin (un solo de guitarra en el último tema del disco) y el trío de cuerdas de la violinista Evelina Butenko, la cellista Alexandra Starkova y la violista Anna Anshakova (en el cuarto tema). Todo el material contenido en “The Four Zoas” tiene la autoría acreditada colectivamente al grupo. El disco fue grabado a lo largo de una serie de sesiones que tuvieron lugar entre los años 2017 y 2019 en el C300 Studio de Kamyzyak y el VMS Studio de Astrakhan. El proceso de mezcla estuvo a cargo del guitarrista Kuzovlev. Como los conocedores de la obra de WILLIAM BLAKE sospecharán, el título del disco se remite a uno de sus libros proféticos, Vala o Los Cuatro Zoas, que él dejó incompleto (como muchos otros). Bueno, pasemos ahora al repaso de los detalles estrictamente musicales del disco.


El disco comienza con ‘Urizen’, extensa pieza de 11 ¾ minutos que se hace buen cargo de enrumbar el inicio de este viaje. Su sección prologar es envolvente y neblinoso con un talante cibernético que se siente casi krautrockero, aunque también está el bajo allí haciendo algunas suaves florituras de tinte jazzero. Poco a poco, la atmósfera se va haciendo más luminosa mientras el grupo preserva la pulcra ceremoniosidad que sigue siendo prevalente. Para el momento del lucimiento del solo de violín – poco antes de llegar a la frontera del sexto minuto – el grupo intensifica drásticamente el groove sobre un compás inusual, un momento crucial para abrir la puerta a otro motivo ágil que establece un empuje a lo chill-out para el esquema grupal dentro del nuevo encuadre space-rockero. La amalgama del solo de guitarra con los teclados y el violín gesta un núcleo melódico de claro talante exótico, lo cual no tarda mucho en tornarse hacia un ejercicio de vitalismo rockero rebosante de esplendorosa distinción. Aunque esta sección no dura mucho, tiene una magia que perdura en la mente del oyente mientras el grupo hace un reprise del flotante prólogo para el final. El segundo tema es ‘Tharmas’, el cual adelantamos que nos parece como uno de los momentos decisivamente climáticos del álbum. El grupo se centra en crear atmósferas y grooves de corte jazz-progresivo en medio de la refinada excursión psicodélica diseñada para la ocasión. A poco de llegar a la frontera del segundo minuto, las cosas se vigorizan un poco más mientras la guitarra nos brinda uno de sus mejores solos del álbum. La batería tiene que aumentar su punche para mantener este momentum bien focalizado, y mientras tanto, los sintetizadores gestan unos sugerentes ornamentos cósmicos. En la siguiente instancia, el grupo suaviza el ambiente por un rato con miras a sembrar el terreno para la emergencia de una nueva sección de exuberancias jazz-progresivas bajo un ropaje psicodélico. El pasaje final está guiado por el sutil solo de sintetizador que indica un camino de grácil lirismo. He aquí la confluencia perfecta entre los OZRIC TENTACLES de inicios de los 90s y el paradigma clásico de STEVE HILLAGE con el sabor propio de los VESPERO. ¡Qué gran tema!

Con la subsiguiente dupla de ‘Beulah’ y ‘Luvah’, el personal de VESPERO se dispone a desarrollar nuevas estrategias sonoras dentro de su bien rectamente pulida estructura estilística. ‘Beulah’ ostenta un aura cálida y grácil mientras desarrolla su cuerpo central sobre un compás complejo. Los delicados oleajes de guitarra y violín que se arman desde el punto de partida sirven de asiento para la trama musical a ser desarrollada con impoluto pulso. Ya más adelante, la gracilidad se va para abrir paso a una razonable dosis de vigor, un factor ideal para que la guitarra salga al frente dentro del bloque general. Un interludio acústico emerge súbitamente para darle un cariz telúrico al asunto antes de que el grupo regrese a la atmósfera de la primera sección para cerrar el círculo de la pieza. Sin igualar la majestuosidad de ‘Tharmas’, esta pieza recoge obedientemente su elegancia sónica. Por su parte, ‘Luvah’ se orienta hacia un terreno un poco más muscular, aunque contando con suficientes recursos como para mantener ciertas vibraciones etéreas durante el jam que opera como núcleo temático (mayormente en 5/4). El swing es convincente y ágil sin ser realmente intrépido, lo cual hace que la extroversión reinante se deje arropar con total naturalidad por un lirismo ensoñador. ‘Urthona’ se caracteriza por ostentar un abierto incremento de la densidad rockera: la banda parece dispuesta a hacer un viaje turístico a los territorios de GÖSTA BERLINGS SAGA, HYPNOS 69 y CAUSA SUI. Tras un prólogo marcado por una espiritualidad ceremoniosa con un tenor electrónico, se arma un cuerpo central signado por una ambientación rotundamente incendiaria. Los fuelles y motores de la maquinaria grupal están a todo dar cuando la batería arma un compás frenético y lo ornamenta con arreos contundentes. En algún momento emerge el solo de sintetizador más llamativo del álbum, pero siempre están allí, en el trasfondo, esas capas mellotrónicas prestas a completar el cuadro sonoro. Otra pieza bastante destacada dentro de un álbum que hasta ahora no muestra ni una partícula de fisura o brecha. Cuando llega el turno de ‘LOS’, el grupo asume la estrategia de fusionar las herencias de ‘Tharmas’ y ‘Luvah’, o sea, regresando al patrón jazz-progresivo mientras acomete una nueva exploración de las facetas más sutiles del discurso prog-psicodélico. Como siempre, los duetos de guitarra y violín se adueñan de un carisma muy especial. También se destacan los pasajes serenos que ocupan buena parte de la segunda mitad de la pieza, los mismos que realzan el encanto fusionesco de la composición.

Cierra el repertorio ‘The Emanation Of The Giant Albion’, maratónica pieza de 21 minutos de duración. Su primera sección se organiza en clave de OZRIC TENTACLES (space-rock con aires de reggae), para luego dar paso a una estrategia más robusta donde el grupo hace valer su vigor expresivo, la misma que en ocasiones parecen coquetear con el estándar del stoner. El frenesí reinante alterna pasajes donde late un swing visceral con otros donde la ingeniería rítmica es más compleja. Las guitarras se sueltan como nunca en ciertos pasajes, mientras que el violín y el sintetizador (cada uno en su lugar) elaboran solos más propiamente preciosistas cada vez que pueden abrirse espacio para ello. Alrededor de la frontera del minuto 15, el esquema sonoro gesta un puente etéreo para enraizar allí un nuevo jam space-rockero de tintes reggae. Aunque esta vez se nota que hay un mayor despliegue de nervio que en la primera ocasión, se nota que el ensamble quiere terminar el tema y el álbum con un enfoque reflexivo y plácido. En fin, todo esto fue “The Four Zoas”, un álbum que confirma por enésima vez el sitial merecidamente privilegiado que tiene VESPERO dentro del gran escenario progresivo mundial, y cómo no, su lugar como entidad señera del space-rock europeo. Bien podemos describir a los Sres. Kuzoviev, Klabukov, Borodin y los dos Sres. Fedotov como infatigables genios que han sabido crear una entidad musical infalible. ¡¡Recomendado al 200%!!


Muestra de “The Four Zoas”.-





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