Monday, October 14, 2024

Segundo viaje de los SWELL BROTHERS por el cosmos de la vanguardia progresiva estadounidense


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy estamos de plácemes con el flamante segundo disco del dúo SWELL BROTHERS, el cual se llama “Cosmic Swells” y fue publicado el pasado 4 de octubre, hace muy poco. Tal como ya sabemos por su disco del pasado año 2023 “Just A Couple Of Swells”, cuando en los créditos se indica que toda la instrumentación estuvo a cargo de los hermanos Moses y Dewey Swell, ellos realmente son los veteranos Dave Newhouse [saxofones, clarinetes, flauta, teclados y acordeón] y Michael Bass [todos los instrumentos virtuales de batería, percusión tonal y atonal, trompeta, trombón, oboe, guitarra, bajo, violín y cello]. El proceso compositivo está acreditado a los dos músicos dado que la idea iniciada era completada por el otro en un ida y vuelta continuo hasta que coincidían en que la pieza estaba satisfactoriamente completada; fue un proceso de composición compartida mientras se hacían las sobremezclas, una composición en tiempo real diferido y expandido en el sentido de que se compartía información nueva gradualmente hasta considerar que el mensaje final ya estaba bien definido. En cuanto al arte gráfica, ésta es de la autoría de Neil Doherty. El chiste recurrente de este disco es que se trata de la banda sonora de una película de ciencia-ficción. Bueno, repasemos ahora los detalles estrictamente musicales de “Cosmic Swells”.
 
‘The Forms Of Space’ abre el repertorio con un despliegue de percusiones y vientos que resuenan como un residuo del universo cinematográfico de James Bond con añadidos toques afro-latinos y una disposición amenamente vanguardista que resuena al patrón Zappiano de la primera mitad de los 70. Acto seguido, llega el turno de ‘The Distance Of The Moon’, una hermosa pieza elaborada sobre el sendero del bebop que se deja ornamentar fluidamente por recursos armónicos controladamente fastuosos donde los arreglos de metales llenan espacios llenados por el clarinete y el saxo. Tan contenido como es, el vitalismo inherente a este tema ostenta recursos que explicitan solventemente el colorido de la composición, especialmente, en un par de pasajes estratégicos donde el fragor sonoro brilla suntuosamente. Con la subsiguiente dupla de ‘The Origin Of The Birds’ y ‘How Much Shall We Bet’, el ensamble dual sigue explorando más esquemas sónicos. El primero de estos temas mencionados se orienta por una plácida languidez que arma un teatro de imágenes evocadoras donde reina una dulce nostalgia. Los armazones armónicos de los teclados impulsan cabalmente a las intervenciones del acordeón y el clarinete. El segundo de ellos, por su parte, gesta un exquisito ejercicio de gráciles efluvios avant-progresivos donde convergen las influencias de los AKSAK MABOUL del primer álbum y el ZAPPA de los 80, añadiéndose algunos trazos de la faceta más ágil de los legendarios HENRY COW. La patente jovialidad ínsita en la espiritualidad expresiva de esta composición tiene algo de turbado a través de su invasiva luminosidad. ‘My Aquatic Uncle’ es la pieza más extensa del disco con sus 6 ¾ minutos de duración y su esquema de trabajo se basa en una inspección de caminos opuestos a los explorados en el tema precedente dentro del mismo bosque avant-progresivo. Ahora todo es más inestable y, con un predominio puesto en lo grisáceo, el talante nervioso que antes estuvo controlado se suelta ahora para exhibir una inquietud renovadora. La inserción de algunos pasajes cósmicos que parecen tener una cierta cualidad neblinosa ayuda a realzar dicha inquietud con elegancia y firmeza. Todo un cénit del disco, no nos cabe duda al respecto. 

A Sign In Space’ regresa de lleno a la suntuosidad cinematográfica con la que operó el tema de entrada, pero esta vez con más musculatura, particularmente, en la imponente presencia de la batería y las percusiones. Con ‘Without Colours’, el dúo vira hacia un área totalmente diferente, signada ésta por un halo crepuscular que se remodela por sublimes capas impresionistas donde se amalgaman diversos instrumentos de viento. Este ejercicio de efluvios introspectivos resulta cautivador y misterioso en simultáneo. ‘The Stone Sky’ instaura, una vez más, un cambio de rumbo, esta vez con un talante relativamente ligero que se encarna en un sobriamente alegre ejercicio de calidez progresiva al modo de una pieza perdida de los primeros años de HAPPY THE MAN que se filtró a través de la faceta más serena de THE MUFFINS. Muy bien aprovechado este espacio de 5 ¾ minutos donde la exuberancia se muestra a sí misma sin aspavientos redundantes, solamente con una gracilidad que nunca deja de sentirse natural a través de la exquisitez melódica en curso. La secuencia de estos tres temas conforma un paisaje musical que sucede muy dignamente al cénit descrito al final del párrafo precedente. ‘All At One Point’ se arma con un ensamble de maderas y cuerdas con las que se desarrolla un mágico ejercicio de chamber-rock encuadrado en un espacio intermedio entre lo reflexivo y lo expectante. El cierre del repertorio llega de la mano de ‘As Long As The Sun Lasts’, el cual utiliza un groove de polka para desarrollar una surrealistamente jubilosa orquestación que inicialmente parece diseñada para acompañar a un acto circense para luego desviarse hacia una atmósfera de teatro del absurdo. La policromía explícita de la primera mitad dará posteriormente paso a la emergencia de una ceremoniosidad inescrutable que utiliza el colorido ya existente para darle un giro sutilmente retorcido. Todo esto fue lo que se nos brindó en los cerca de 40 minutos que dura “Cosmic Swells”, este nuevo disco de los SWELL BROTHERS: se trata de una estupenda obra que nos muestra una de las muchas potencias creativas que se forjan continuamente en el cosmos de la vanguardia progresiva estadounidense. ¡¡Recomendable al 200%!! (Un ciento por cada hermano Swell.)

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