Monday, October 20, 2025

El incendiario réquiem progresivo del trío noruego RING VAN MÖBIUS


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy echamos un vistazo al réquiem fonográfico del que ya es inolvidable ensamble retro-progresivo noruego RING VAN MÖBIUS. Recordemos que este trío conformado por músicos pertenecientes a otros grupos anunció su disolución a inicios del pasado año 2024, pero también anticiparon que habría un disco de despedida, el mismo que sería el cuarto y último por siempre jamás, el epitafio en mármol que recién se termina de esculpir y perfilar un tiempo después de la emisión de la partida de defunción. Pues bueno, este 3 de octubre se concretó esa carta de despedida: se titula “Firebrand” y se publicó por vía de Apollon Records, tanto en CD como en vinilo anaranjado. El colectivo conformado por Thor Erik Helgesen [voz, órgano Hammond L100, pianos clásico Steinway y vertical Yamaha, piano eléctrico Fender Rhodes, sintetizadores Spectral Modular Synthesis System, Yamaha YC-20 y Korg MS2, mellotrón y efectos de cintas], Dag Olav [batería, campanas tubulares, tímpanos, gong, carillón y glockenspiel] y Håvard Rasmussen: [bajo Fender VI, cello y efectos Roland Space Echo y Moog Ring Modulator] vuelve a lucir sus galones de pericia para crear flujos melódicos señoriales y atmósferas exultantes dentro de una fidelidad al estándar prog-sinfónico de vieja escuela con secuelas psicodélicas fáciles de notar. La mayor parte de la música fue compuesta por Helgesen, con algunos aportes de Husås; éste fue el autor de todas las letras. Las sesiones de grabación tuvieron lugar en el Spectral Tape Studio, siendo así que el proceso de mezcla estuvo en manos de Helgesen y Husås. La ulterior labor de masterización fue realizada por Morten Lundtos en el estudio Lunds Lyd. Hypnotist Design se hizo cargo de la imagen de la portada y el diseño gráfico general.  
 

Pasemos ahora a los detalles concretos del repertorio de “Firebrand”: la pieza homónima que dura 9 ½ minutos es la encargada de abrirlo. Lo primero que suena es un imponente redoble de batería, que en sí mismo anuncia que lo que se viene es una exhibición de suntuosas musicalidades sobre una ingeniería de diversos e inusuales tempos. Una vez asentado el bloque instrumental íntegro, la cosa queda completamente clara. Uno de los aspectos más recurrentes dentro del ideario estético de RING VAN MÖBIUS consistía en hacer confluir los legados de THE NICE, QUATERMASS, los VAN DER GRAAF GENERATOR de 1970-71 y una versión Emersoniana de los KING CRIMSON de los 70: esta pieza inaugural es un emblema rotundo de este ambicioso esquema de trabajo. Todos los recovecos por los que transita la sofisticada ilación de diversos motivos y contrastados ambientes tienen algo en común: el uso elegante de la garra inherente a la musculatura colectiva. la sección ceremoniosa que emerge poco antes de llegar a la frontera del octavo minuto apunta a la gestación y desarrollo de un epílogo señorial con ciertos ribetes cósmicos, un poco al estilo del Wakeman de 1976: un sorprendente y pertinente recurso expresivo que refuerza el aura aristocrática de este perpetuo clímax progresivo. ‘The Fever’, pieza más extensa que la primera, sigue a continuación con la misión de remodelar la fuerza de carácter esencial del trío con una musicalidad un poco más definida, abriendo muchos espacios a un lirismo cristalino. Eso sí, sin renunciar al nervio expresionista que siempre fue una táctica dominante en las composiciones y arreglos del trío: esto se nota en cómo el factor Emersoniano predomina en la labor de tallado del denso maderamen sinfónico sobre el que rotan los efluvios temáticos. El bajo se hace notar de forma muy especial en el realce de los índices melódicos que se van sucediendo, especialmente en los parajes más calmados. Si a mitad de camino el encuadre triádico se enfila hacia un expresionismo masivo, a poco de pasada la frontera del noveno minuto surge un puente psicodélico que, de a pocos, reestructura la ingeniería grupal, esta vez con una expansión de vibraciones solemnes que van llenando espacios por doquier. Este quiebre sideral termina su vuelo aterrizando lentamente en la plataforma desde donde se inició su elevación. Un epílogo arcano y hasta un poco inquietante para este otro cénit del álbum.  

¿Qué nos trae la segunda mitad de “Firebrand”? La maratónica composición ‘False Dawn’, la cual ocupa un espacio de más de 24 ½ minutos. Los derroches de vigor y colorido que signan a los desarrollos musicales de los primeros minutos nos recuerdan abiertamente a las atmósferas principales del tema de apertura, aunque con una cuota más mesurada de complejidad en su masiva arquitectura sónica. Tenemos algunas secciones solemnes y pomposas así como algunos jams poderosos donde los neuróticos desvaríos de los sintetizadores, los puntillosos fraseos del bajo y las grandilocuentemente ornamentados grooves de la batería gestan una perfecta tormenta prog-sinfónica. Posiblemente es aquí donde podemos decir que el trío ha superado la herencia de THE NICE para saltar hacia la de REFUGEE, añadiendo ciertos elementos de un híbrido contrafáctico de DEEP PURPLE y TRACE. Mientras el trío se acerca a la frontera del décimo minuto, las cosas se calman un poco para virar hacia una suntuosa aura contemplativa desde el cual se explora nuevamente la faceta más propiamente lírica del ideario estético del grupo. Poco antes de llegar a la frontera del decimocuarto minuto, emerge una cautivadora sonata de piano cuyos oleajes ostentan diversos niveles de intensidad, siendo así que sirve como puente para una serie de secciones introspectivas que van hilándose con impoluta fluidez. De todas formas, no tarda mucho en surgir otra sección ágil sobre un compás inusual, siendo así que la ley de la musculatura se impone sin dificultad en algunos pasajes estratégicos donde la neurosis explosiva es el sol que ilumina el paisaje musical en curso. Los fraseos finales del sintetizador anuncian, a la vez, una despedida y una bienvenida a algo nuevo que, por ahora, es incierto aunque deja entrever parte de su luz. Es muy elocuente la imagen plasmada en las últimas estrofas de la suite: “New day is dawning, / Sense of belonging / To Life abandoned / Their failed life. / We lived the disparate truths of our fantasies / To dream our Destiny. / No light out here, but the cold stars. / We stare at our false dawn / And all we see is death.”
 

Todo esto fue lo que la gente de RING VAN MÖBIUS gestó en “Firebrand”, su propio incendiario epitafio; al igual que todos los álbumes precedentes, es muy recomendable para cualquier buena fonoteca progresiva. RING VAN MÖBIUS ha muerto: ¡que viva por siempre el legado de RING VAN MÖBIUS!
 
 
Muestras de “Firebrand”.-
Firebrand: https://www.youtube.com/watch?v=pFA7WjHAbRE

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