HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy presentamos al nutrido colectivo
musical AIRE LÍQUIDO ENSAMBLE, el cual acaba de publicar hace poco su trabajo
“Mantra” – más exactamente, a inicios de junio pasado. Encuadrad dentro de las
coordenadas de música contemporánea renovadora con excelsa base académica que
también comparten otras asociaciones como ORQUESTA METAFÍSICA, COMPAÑÍA OBLICUA
y LA MÁQUINA CINEMÁTICA, lo que nos ofrece este colectivo al cual nos referimos
ahora es una propuesta que revitaliza de una forma cautivadora y original el prototipo
del chamber-rock (en oaralelo con lo que hacen bandas como ARANIS y
GATTO MARTE en el continente europeo). Tal como se indica en su página web,
AIRE LÍQUIDO ENSAMBLE fue fundado “en marzo de 2010 por Cristian Luzza con la premisa de
funcionar como ensamble escuela, potenciar la musicalidad de sus integrantes e
interpretar obras de música contemporánea de autoría propia” y gusta de
“mixturar el repertorio musical con proyecciones visuales”. Eso último se nota
también en la presentación física de “Mantra”, al modo de un libro de fotos con
un papel muy elegante y una óptima definición de colores. Los paisajes
forestales ocupan un lugar predominante, pero también podemos ver una bandada
al atardecer, raíles de ferrocarril, además de una foto de familia del ENSAMBLE
junto a varios aldeanos. El libro es una obra de arte en sí misma, en propalcote.
Otro dato relevante es el personal tan nutrido que se hizo cargo de la
instrumentación del repertorio de este disco: el baterista Diego Moreno, los
guitarristas Cristian Luzza y Juan Flores, el bajista Facundo Geli, Sofía
Repetto al canto, Sebastián Sarobe a los sintetizadores, los violistas Diego
Navarro y Lucas Neyra, las violinistas Catalina Neyra, Agustina Sala, Lara
Moccio, Sofía Tapiella, Eliana Calvete y Natalia Villar, un trío de flautistas
con Juan Larribaud, Manuela Rodríguez y Ailin Sofía Barsanti, y bronces
completados por el saxofonista Nicolás Della Valentina, el trompetista Nicolás
Cerrato y la trombonista María Mello. Bastantes ejecutantes realmente, todos
ellos creando sonoridades articuladas y explorando diversos recursos de
magnificencia a lo largo y ancho del disco.
Durando poco más de 6 ½ minutos, la
pieza homónima pone en marcha el repertorio del álbum con un pasaje inicial
marcado por una tremenda maquinaria orquestal que ostenta su esencial
fastuosidad con desgarradora liberalidad. El guitarreo inicial parece
orientarse hacia modismos Crimsonianos pero en realidad su labor es la de
pautar la cadencia general de las cuerdas y maderas. Con el surgimiento de un pasaje
etéreo y flotante, se prepara el terreno para el clímax conclusivo de una pieza
que cumple cabalmente con asentar una introducción impresionante a la
experiencia del AIRE LÍQUIDO ENSAMBLE. ‘Antena’, el siguiente tema, instaura un
clima de alegría majestuosa, basado en no poca medida en el peso que tienen las
cuerdas a la hora de sostener el desarrollo temático. Si ‘Antena’ era
manifestación de alegría, ‘Apolo’ es manifestación de ceremoniosa extroversión,
algo que se explaya a todas luces sin dejar de lado la seriedad, una seriedad
destinada a dejar que un designio grave del orden del universo se manifieste
sin tapujos. El interludio moderadamente sombrío contrasta abiertamente con las
saltarinas líneas de flauta que habían dado inicio a la pieza; la sección final
combina espiritualidad grave y dinamismo extrovertido con una magnificencia
totalizante y envolvente. ‘Lengua Muerta’ ostenta un groove más ligero,
dejándose llevar por el factor alegre con una arquitectura musical bien llevada
sobre los hombros de la dupla rítmica, en plan celebratorio. ‘Pequeña’, por su
parte, regresa a la actitud de solemne gravedad, pero renunciando a lo sombrío,
oponiéndose a él, creando una luminosidad imponente que se instala
perfectamente sobre la cadencia de la batería. ‘Sangre’ sí aporta una cierta
aureola de sombrías vibraciones a través de su arquitectura sónica tan
exuberante: definitivamente, el dramatismo de la ocasión se halla sólidamente
acentuado mientras la intensidad de los arreglos de cuerda se acrecienta, culminando
finalmente con espartanas escalas de una solitaria guitarra. ‘1979’ cierra el
repertorio fungiendo como su perturbador epílogo: las capas minimalistas de
cuerda se expanden y agitan como una niebla de Purgatorio en un momento de
oscura pesadez, al modo de una tristeza cósmica cuyos ecos nunca se llegan a
apagar.
“Mantra” es, ante todas las cosas,
una belleza de álbum, una belleza suprema, demoledora y conmovedora; a través
de los continuos derroches de cerebral conceptualización en cada una de las
composiciones del repertorio de este disco, el personal de AIRE LÍQUIDO
ENSAMBLE se muestra siempre comprometido con la estimulación de imágenes y
evocaciones en la mente y el espíritu del oyente. A prestar debida atención a
este ensamble tan fabuloso… no merece menos.
Muestra de “Mantra”.-
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