HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA
CÉSAR INCA.
Hoy estamos de plácemes porque se presenta el nuevo trabajo fonográfico del ensamble alemán ANCHOR AND BURDEN, el cual se titula “Sunken Fleet” y fue publicado porvía independiente el pasado 8 de agosto, hace muy poco. El cuarteto conformado por Markus Reuter [Touch Guitars AU8 y S8, y soundscapes], Alexander Paul Dowerk [Touch Guitars S8], Bernhard Wöstheinrich [teclados y artilugios electrónicos] y Asaf Sirkis [batería y percusión] vuelve a lucir sus galones de creatividad vanguardista dentro del rock progresivo contemporáneo. Eso sí, en esta ocasión, el grupo protagonista de hoy decide en esta ocasión explorar áreas más etéreas y otras más inclinadas hacia la avanzada free form con una particular insistencia, por lo que el nervio rockero plasmado en trabajo anteriores a través de robustas estrategias eclécticas aparece ahora de forma mucho más controlada. La autoría de todo el material aquí recogido se atribuye colectivamente a los cuatro integrantes de ANCHOR AND BURDEN. Las sesiones de grabación tuvieron lugarn en los Castle Studios de Röhrsdorf, Alemania, fungiendo Arno Jordan como ingeniero de sonido. La mezcla estuvo a cargo de Stefano Castagna en el Ritmo&Blu Studio, mientras que la masterización fue realizada por Erik Emil Eskildsen. Reuter y Dowerk fungieron como productores. mientras que el arte gráfica es de la autoría de Ruben Pang. Veamos ahora los detalles estrictamente musicales de “Sunken Fleet”.
Hoy estamos de plácemes porque se presenta el nuevo trabajo fonográfico del ensamble alemán ANCHOR AND BURDEN, el cual se titula “Sunken Fleet” y fue publicado porvía independiente el pasado 8 de agosto, hace muy poco. El cuarteto conformado por Markus Reuter [Touch Guitars AU8 y S8, y soundscapes], Alexander Paul Dowerk [Touch Guitars S8], Bernhard Wöstheinrich [teclados y artilugios electrónicos] y Asaf Sirkis [batería y percusión] vuelve a lucir sus galones de creatividad vanguardista dentro del rock progresivo contemporáneo. Eso sí, en esta ocasión, el grupo protagonista de hoy decide en esta ocasión explorar áreas más etéreas y otras más inclinadas hacia la avanzada free form con una particular insistencia, por lo que el nervio rockero plasmado en trabajo anteriores a través de robustas estrategias eclécticas aparece ahora de forma mucho más controlada. La autoría de todo el material aquí recogido se atribuye colectivamente a los cuatro integrantes de ANCHOR AND BURDEN. Las sesiones de grabación tuvieron lugarn en los Castle Studios de Röhrsdorf, Alemania, fungiendo Arno Jordan como ingeniero de sonido. La mezcla estuvo a cargo de Stefano Castagna en el Ritmo&Blu Studio, mientras que la masterización fue realizada por Erik Emil Eskildsen. Reuter y Dowerk fungieron como productores. mientras que el arte gráfica es de la autoría de Ruben Pang. Veamos ahora los detalles estrictamente musicales de “Sunken Fleet”.
‘Sunken Caravan’ da el rumbo inicial a las
cosas comenzando con un prólogo sigiloso con cierto talante cibernético, siendo así que los sumamente ingeniosos polirritmos de la batería entran a tallar muy pronto con la misión de instalar las bases para un ritual psicodélico de corte minimalista. El swing tribal del momento se expande como un mantra de aristocráticas agitaciones motivadas por un inteligente juego de síncopas insistentes, y mientras tanto, los demás instrumentos se asocian sistémicamente en la organización de una serie cubista de figuras sónicas donde lo aguerrido se expresa de forma contenida. Los ecos de los paradigmas de los STICK MEN y de los KING CRIMSON de la etapa 1981-84 son muy fáciles de advertir, así como los correlatos ocasionales con las facetas más experimentales de TOOL y ATTENTION DEFICIT. Tras esta sugerente exhibición de vibraciones misteriosas articuladas con estricto rigor matemático, ‘Dagger Dances’ sigue a continuación para proponer un viraje hacia una dimensión más fulgurosa sobre la base de una ingeniería rítmica bastante compleja, siendo así que la combinación de jazz-prog y psicodelia progresiva de corte Crimsoniano está muy bien amalgamada. De todas maneras, el grupo se toma su tiempo para manifestar el foco mismo de la composición; de hecho, se pasa más de 4 minutos elaborando un elegante crescendo antes de llegar a la cima del núcleo central. Una vez delineado éste, la gracilidad conclusiva es totalmente majestuosa. ‘Abandoned Vessel’ es prácticamente un ejercicio de free jazz filtrado a través de una vitalismo prog-psicodélico que no funciona como un armazón sino como un punto de referencia para una sucesión infinita de ascensos y descensos. Los fraseos misteriosamente cautivadores de las Touch Guitars y los ornamentos flotantes de los teclados buscan continuamente el desencuentro a través de diálogos líquidos mientras que la batería se centra en la búsqueda de ese punto de encuentro tan evasivo. Pero sí, sí se llega allí, poco antes de atravesar la frontera del séptimo minuto, y una vez que se dio esa comunión reconocible, la batería dejó la escena para que los otros instrumentos dibujen un epílogo cósmico con ciertos ribetes filudos.
Durando poco más de 13 ½ minutos, ‘Floating
Wreckage’ se erige como la pieza más extensa del repertorio. Su instancias iniciales recogen los ecos rotundamente deconstructivos de la pieza precedente, aunque su aureola es notoriamente más envolvente, incluso más reposada: incluso los golpes de batería se usan más como impulsadores de matices que como recursos de fuerza. Poco a poco, las Touch Guitars van armando unas tortuosas marañas sobre el trasfondo de los delicados desarrollos armónicos de los teclados, y cómo no, la batería empieza a ganar nervio y vivacidad mientras va avanzando la labor comunitaria. A poco de llegar a la frontera del noveno minuto, las cosas llegan un pináculo que genera su propio detenimiento a fin de preparara el terreno para un nuevo viaje. A diferencia del primero, que era como un viaje hacia un paraje de luz, esta vez se trata de una expedición por bosques y prados bajo un manto otoñal. Los músicos saben que están pisando terrenos razonablemente seguros y ahora la cuestión es cómo concretar la manera más inteligente de completar la inspección deseada. La compleción se sella con una nota permanente que se extiende por un atmosférico fade-out. Con ‘Pendulum’ llega el cierre del álbum y su manera de enfocarse en una ambientación crepuscular. La serenidad que signa a esta composición llega a niveles de languidez y ceremoniosidad introvertida, algo así como una exploración en una oscuridad que, en lugar de ser sórdida y amenazante, es tranquilizadora mientras señala suavemente una senda hacia la niebla mística. El ostensiblemente calmado swing de la batería realza los fraseos mínimos con los que las Touch Guitars arman el centro temático. Hay algo de exaltación en el modo en que los fraseos se tornan un poco más filudos cerca del final, pero estamos, como se acaba de decir, en el imperio de lo místico. A fin de cuentas, “Sunken Fleet” se destaca como una nueva demostración del tipo de vigor creativo que siempre se puede esperar de un colectivo tan particularmente aventurerovcomo ANCHOR AND BURDEN. Una vez más, tenemos una obra recomendable al 400% (un ciento por cada integrante) para cualquier buena fonoteca dedicada al rock experimental de hoy, ayer y siempre.
Muestras
de “Sunken Fleet”.-
Dagger Dances: https://anchorandburden.bandcamp.com/track/dagger-dances
Floating Wreckage: https://anchorandburden.bandcamp.com/track/floating-wreckage
Dagger Dances: https://anchorandburden.bandcamp.com/track/dagger-dances
Floating Wreckage: https://anchorandburden.bandcamp.com/track/floating-wreckage

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