HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy presentamos “A Shout Into The Void”, el nuevo disco del grupo estadounidense GREAT WIDE NOTHING, el cual fue publicado el 2 de mayo pasado por vía del sello Astronomy Recording Music; el sello áMARXE colabora en la distribución. Se trata de una edición limitada de 50 ejemplares que contiene las firmas de los integrantes de la banda en la contraportada. Asentado
en Atlanta, Georgia, este grupo consta de los integrantes Daniel Graham [bajo y voz], Dylan Porper [teclados y voz] y Jeff Matthews [batería y voz]. El disco que aquí reseñamos es el que sigue a la doble obra conceptual conformada por “Hymns For Hungry Spirits, Vol. I” y “Hymns For Hungry Spirits, Vol. I”, discos publicados en noviembre de 2020 e inicios de 2023, respectivamente. Tras estas exploraciones existencialistas en los misterios de la trascendencia que supuestamente existe más allá de la vida terrenal, “A Shout Into The Void” contiene una temática más volcada hacia nuestra mundanidad concreta. Haciendo un poco de historia, los orígenes de GREAT WIDE NOTHING se remontan al año 2017 con la idea inicial de fungir como un proyecto solista de Daniel Graham, pero a poco de formado el ensamble, se puso a operar grupalmente. En el año 2019, “The View From Olympus” puso al trío en el mapa con un conjunto de canciones que daban testimonio de los conflictos internos de Graham en conjunción con el cuestionamiento de su fe, siendo esta última temática todavía recurrente en el creciente repertorio del grupo. En líneas generales, la propuesta del grupo se basa en una fusión de retro-prog (con influencias de RUSH, YES y KANSAS) y el AOR de los 80, añadiéndose algunos factores de prog-metal melódico a la ecuación sónica. El material aquí contenido fue compuesto en el año 2024. Veamos ahora los detalles del repertorio de “A Shout Into The Void”.
Durando cada una poco más de 5 ½ minutos, ‘Utopia’ y ‘Rules Of Engagement’ conforman una dupla muy efectiva para abrir el repertorio del disco que hoy nos ocupa. La primera de estas piezas mencionadas ostenta un groove llamativo y carismático tras un breve preludio de capas de teclado. El vitalismo inherente a los quiebres rítmicos que emergen a mitad del camino permite al ensamble soltar sus más firmes y recurrentes recursos de estilizada garra rockera, la misma que sabe cubrirse bajo un manto de sutileza en aquellos parajes donde el espíritu expresivo se torna más calmado. La furia presente en la letra ayuda a reforzar el talante airado propio de las instancias más incendiarias de la canción; dicha furia se extiende al contundente solo de sintetizador que entra a tallar cerca del final, el cual se redondea con unos ceremoniosos fraseos de piano. En lo referente a ‘Rules Of Engagement’, se trata de un inspirado ejercicio de confluencia entre los paradigmas de EMERSON, LAKE & PALMER y KANSAS a través de un filtro melódico muy propio de las modalidades más cálidas del revival progresivo estadounidense de los 90 (estamos pensando en MAGELLAN, CAIRO y RELAYER). La ingeniería rítmica no es tan sofisticada como la que articula la canción de apertura, pero se nota que hay una pomposidad más sólida y fortificada en el modo en que se elaboran los desarrollos temáticos. ‘Chain Of Command’ sigue, en buena medida, la línea de trabajo de la canción precedente mientras retoma los masivos recursos de señorío progresivo que signaron el esplendor de la primera. Una vez más, las confluencias con los que nos legó la gente de CAIRO (más algunos aspectos de los DREAM THEATER de 1994 en una versión sin guitarra) salen a la luz para delinear la estrategia estética con la que se pretender armar los arreglos definitivos de la composición. Cuando llega el turno de ‘Brain On Fire’, el grupo decide atenuar la sistemática energía expresiva que se ha plasmado en las canciones precedentes para establecer un viaje un poco más despojado. Imaginemos un encuentro entre los JOURNEY de inicios de los 80 y los YES de 1983 para que nos hagamos una idea muy aproximada de la candidez marchosa que se concreta en esta cuarta canción del álbum.
‘One Thousand
Eyes’ es el tema más extenso del álbum con su espacio de casi 7 ¼ minutos: es, de hecho, un instrumental. El ímpetu estilizado que se hace notar desde el mismo punto de arranque nos remite tanto al PÄR LINDH PROJECT como a los DREAM THEATER de fines de los 90, siendo así que el encuadre de los insumos de los instrumentistas funciona como una maquinaria perfectamente precisa. Las interacciones son milimétricamente afiatadas mientras el desarrollo temático va fluyendo con compacta naturalidad. La soltura vertida en los solos y bases armónicas de los teclados hallan el perfecto complemento en la musculatura versátil de la batería, siendo así que el bajo alterna momentos de asociación directa con los primeros y la segunda. A poco de pasada la frontera del cuarto minuto, unas atmósferas flotantes de teclado permiten al bajo realizar un solo interesante mientras la batería renueva su groove con miras a sustentar el próximo momento de soltura incendiaria que se habrá de concretar con un retorno al motif inicial. Cuando llega el turno de ‘The Parting Of
Ways’, el trío se arroja a una intrepidez aparatosa que arrastra entusiastamente los ecos de la musculatura pesadamente estilizada del tema #2 y del fulgor melódico del tema #3. La presencia de un extenso solo de sintetizador sobre un swing cuasi-Santanesco añade vibraciones jubilosas a una fiesta rockera que más tiene de intensidad neurótica a través de su patente extroversión. ‘You’re Not In’ reitera esa sofisticada garra airada a la cual ya estamos acostumbrados a estas alturas del partido. También es verdad que este tema se enfila más directamente hacia el factor pop-rockero que el trío sabe manejar a su modo dentro del enclave progresivo donde quiere situarse. El empleo de un tempo inusual en el intermedio instrumental se inserta de manera fluida dentro de la arquitectura sónica. La canción justamente titulada ‘A Shout Into The Void’ es la encargada de cerrar el repertorio. La sección prologar de piano y canto exhibe un talante solemne que, con toda claridad, anuncia el arribo de un cuerpo central que se ajusta a la estructura de una semi-balada de línea AOR, la misma que se deja sazonar por aromas propios del patrón de los GENESIS de los 80 y 90 (y también los parámetros estilísticos de los JOURNEY de Cain y los REO SPEEDWAGON de Cronin). Es el momento de la reflexión final tras la serie de rutilantes arrebatos que emergieron antes.
Todo esto fue lo que nos brindó el personal de GREAT WIDE NOTHING con “A Shout Into The Void”, un disco bastante interesante donde se combinan a la perfección la estilización progresiva y el gancho melódico. Este grupo sigue avanzando a paso firme en la escena rockera estadounidense.
Muestras de “A Shout Into The Void”.-
Rules Of Engagement: https://greatwidenothing.bandcamp.com/track/rules-of-engagement-2
One Thousand Eyes: https://greatwidenothing.bandcamp.com/track/one-thousand-eyes
The Parting Of Ways: https://greatwidenothing.bandcamp.com/track/the-parting-of-ways


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